17 de junio de 2012

Arenkes (3)

Capítulo III



El día ha estado oscuro desde que me levanté. Luego comenzó a llover y tuve que cerrar las cortinas y prender la luz en plena tarde.
Lo que Kai me había dicho me dejó muy intrigada. Tenía que averiguar si realmente era adoptada. Él no parecía ser muy delicado para decir las cosas. ¡Simplemente loa firmó y ya!
Decidí llamar a mi mamá que vivía en otra ciudad, hacía una semana que no oía su voz.

-“¿Sabías que existen personas que tienen alas?” Le pregunté sin explicar mi pregunta.
-“¡Claro, las hadas!”
-“No, no me refiero a personajes de la mitología.” No quería sonar demasiado específica.
-“¿Es una broma?”
-“No…” Definitivamente no lo era.
-“No sé qué habrás leído pero te diré que no es cierto.” ¿Realmente no sabe nada o quiere ocultármelo por alguna razón?
-“¿Nunca te han salido alas de la espalda? ¿O a papá tal vez?”
-“Dany, no gastes tu saldo en esto, mejor cuéntame cómo van tus exámenes en la universidad.”

¡No sabía nada! ¡Nada de nada! Hice una mueca. Si le hubiera preguntado si soy adoptada habrá querido que le cuente el porqué de mi sospecha. No tenía otro motivo que el… que me salieran alas y a ellos no. ¡Qué patético sonaba eso! No me lo habría creído ni yo si me lo hubieran contado. ¿Y ahora qué? Soy adoptada… no sé quiénes me tuvieron realmente… y el porqué de la adopción. ¿No me quisieron criar? ¿Por qué? ¿Fui un embarazo no deseado? No te atormentes, eso pasó hace muchos años, por lo menos no te criaste en un orfanato. ¡Ohh de la que me salvé! ¿Por qué tuve que enterarme de esto, por qué tuviste que mencionar la idea, estúpido Kai? ¿No ves por lo que tengo que pasar ahora? ¿Cuánto tiempo demoraré en recuperarme de ésta y aceptarlo como un hecho y no pensar en ello?

Llueve. Las nubes lloran. ¿Por qué lloran? No lloren, todo está bien, todo está bien… ¿o no? ¡Necesito escuchar música! Y en lo posible en inglés para no sentirme identificada con la letra…
¡Necesito tomar aire fresco, necesito salir de aquí!

Me abrigué y salí a comprar pan para la cena. Desde que vivía sola debía hacerlo todo yo.
Al pasar por debajo del puente me acordé de lo que Kai me contó. Había alguien que dormía en el puente, ¿pero dónde? Miré hacia arriba, allí siempre habían palomas, tenían sus nidos en lo alto del puente. ¿Pero dónde podía dormir una persona ahí? No había un lugar que posibilitara eso. O tal vez si… La única forma de averiguarlo era acercándome más, ¡Volando!

Lo increíble de las alas era de que independientemente lo que tuviera puesto, salían igual. Las alas no parecían ser algo físico en el momento en que salían o sea guardaban sin dejar rastro. ¿Qué eran? ¿Ilusión?
Me aseguré que nadie me observara. Dudaba mucho que en un día como éste alguien tuviera ganas de mirar por la ventana si no había nadie afuera. Así que retrocedí unos pasos e imaginé mis alas blancas. Me alcé del suelo. Mis alas golpeaban contra el puente al llegar arriba, necesitaba encontrar algo para afirmar mis pies y así no romper mis plumas. Traté de colocar mis pies sobre un pilar pero fue complicado. Recorrí el puente para encontrar un lugar mejor. Llegué hasta donde el puente se unía con el cerro. Ahí pude pararme sobre el cerro con el puente muy cerca de mi cabeza. Era un lugar genial, como una pequeña cueva. Estaba seco y oscuro, el lugar ideal para…

Di un grito agudo cuando vi que en el rincón algo se movió y una criatura venía hacia mí. Retrocedí unos pasos y mi espalda golpeó con el pilar más cercano. Cuando decidí girar hacia la izquierda para bajar el cerro una vos de persona me tranquilizó.
-“Hola...” Me habló con un tono sorprendido. Al parecer tampoco se esperaba verme. Al acercarse a la luz distinguí una persona con aspecto normal.
-“¿Qué haces bajo un puente?” pregunté y luego pensé que debí haberme presentado antes.
-“Yo me... mmm… ¿Quién eres?”
-“¿Eres un arenke?” Responder con una pregunta tampoco estaba bien.
-“Si, ¿Cómo lo sabes?”
-“Yo también lo soy. Un arenke me dijo que había otro durmiendo en el puente…”
-“¿Si? ¿Cómo se llamaba?”
-“Kai.”

El arenke no mostró expresión algún al escuchar ese nombre. Pero luego asintió afirmando que lo conocía.
-“Hace tiempo no lo veo. Acabo de venir a Viña del Mar y no me he conseguido hospedaje. No tuve problemas en dormir aquí. Pero no creas que soy un vago.”
-“¿No tienes frío en la noche?”
-“Me cruzo las alas, ellas me cubren del frio.”

No se me había ocurrido qué pasaba si cruzaba mis alas. Lo intenté. Fue genial. Pude doblarlas sin problemas hasta quedar envuelta completamente con ellas. Se sentía genial, como en un refugio de plumas suaves. Las abrí nuevamente. El arenke sonreía ante mi impresión. Se había dado cuenta que yo era novata en esto. Tomé la punta de un ala y la acaricié con los dedos. Era una sensación extraña. Como tocando una extremidad mía que no había tocado antes. Una sensación de tener otro par de brazos pero mucho más largos y con plumas. Había descubierto otra ventaja de ser arenke. Nuevamente me invadió la felicidad.


Se hacía llamar Silver por un ligero color plateado en sus alas blancas. Las abrió para mostrarme que en la punta de las plumas tenía un ligero color grisáceo brillante. Aseguró que eran únicas, ya que la mayoría solo tenía alas blancas y negras.
Al abrir sus alas noté en su rostro, cuello y manos unos moretones bastante grandes. Cuando se dio cuenta de lo que había visto retiró sus alas blancas y volvió a sacar las negras para cubrirse. No le di importancia, que no andaba muy abrigado.


-“¿Por qué duermes de día?” Pregunté cuando noté que había estado durmiendo hasta que aparecí. Era raro que siguiera durmiendo desde la noche anterior.
-“Llevo durmiendo alrededor de cinco días seguidos, pero gracias a ti no lo seguiré haciendo, ya he descansado lo suficiente. Lo que pasa es que la semana pasada fue intensa, estuve despierto una semana entera, por eso tuve que recuperarme.”
-“¡Nadie puede estar despierto una semana entera!”
-“Si te refieres a los humanos, no. Pero los arenkes si podemos, aunque una semana también es mucho para nosotros, nadie lo hace voluntariamente.”
-“Una vez intenté quedar despierta tres días, pero no llegué a más de dos días.” Ese fue mi récord.
-“Antes eras una persona normal, pero ahora que te transformaste, algunas cosas cambiaron para ti, debes descubrirlas.” Me animó. ¡Por supuesto que iba a descubrirlas! ¡No podía esperar a estar despierta una semana entera! Lo que no sabía en aquel momento era que algún día me iba a arrepentir de haber deseado eso.
-“Es por eso que muchos arenkes preferimos volar de noche, porque nadie nos ve, y porque nosotros no tenemos la necesidad de dormir ocho horas como los demás. Podemos dormir menos y estar igual de activos.” Eso explicaba por qué no tenía sueño… ¡Eso era genial! ¡Ahora podía aprovechar las horas nocturnas para hacer cosas para las que no me alcanzaba el tiempo durante el día!

-“¿Qué hacías despierto una semana entera?” Pregunté y él dudó un poco si responderme.
-“Ya te contaré en otra ocasión.” Sonrió.

Deseaba que pasara el día rápidamente, para salir a volar durante la noche. ¡Me encantaba volar! Quería intentas muchas cosas, quería explorar el mundo de los arenkes. Pero debía tener paciencia. Faltaban algunas horas para que estuviera realmente oscuro.
Me despedí de Silver, fui a comprar pan y regresé a mi casa.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

waaoooo!!! no se como haces para escribir tan rapido, que envidia!!
Estare esperando el siguiente....

Kai me cai! dijo...

No duermen eso explica mucho..
la verdad la historia es muy fresca y agradable.
no quiero hablar del estilo ni de la narrativa solo te digo que esto a puesto mi imaginación a volar... quien es Kai?que hacen los arenkes? por que existen? .. es genial continuale colocándole suspenso y creatividad