Aquel día me
dijo que la esperara en la cafetería después del trabajo. Accedí y me dirigí al
lugar de siempre, un bello café, agradable, acogedor. Un ambiente cálido en
donde el ambiente estaba aromatizado con distintos brebajes, té, café,
infusiones y especias.
Solíamos
vernos allí algunas veces por semana, cuando queríamos hacer algo distinto que
estar en la casa mirándonos las caras como en una rutina.
Cuando
llegué ella ya estaba allí. No me esperaba verla tan temprano pues su horario
de trabajo me daba ventaja para llegar antes, pues mi día en la universidad no
era tan largo como el suyo.
Me saludó
con una sonrisa, como de costumbre, esa sonrisa que hacía un tiempo atrás me
había enamorado de ella.
Elegimos una
mesa, yo pedí un té con canela y ella pidió un café. Le encantaba el café. Lo
pedía siempre con una sonrisa y lo recibía con satisfacción. Yo la miraba de
reojo mientras jugaba con la bolsa de mi té.
Esta vez la
tarde iba a ser diferente, algo iba a cambiar. Pero no lo noté a tiempo. Ella
se mantenía serena, con esa actitud tranquila tan propia de sí.
Luego del
café procedió a decir lo que tenía en mente.
-"Armand,"
me dijo tranquila, "te quería comentar algo; Me voy. Lo he estado pensando
y ya es una decisión definitiva. Me voy el próximo mes."
-"¿A qué
te refieres?" Pregunté extrañando presintiendo que lo próximo me iba a
asustar.
-"Me
voy de aquí, de la ciudad, del país. Ya tengo el pasaje a Europa y es para el
próximo mes. Comenzaré una vida nueva, abandonaré lo que tengo aquí. Hace mucho
que me quería ir, pero solo me había quedado por ti. Después de analizarlo mucho
he llegado a la conclusión de que no sirvo para esto y me voy. Todo lo que he
querido lo tuve, ahora debo dar le próximo paso."
-"Diana, ¿hay
algún problema entre nosotros?" Pregunté luego muy asustado.
-"No,
en ti no hay ningún problema." Dijo determinada. "Eres un hombre excelente. Eres la persona que
siempre soñé tener, alguien que esperé por muchos años, un milagro que me fue
regalado. Pero verás, yo creí que con alguien como tú las cosas iban a cambiar.
Que finalmente yo sería la persona que debo ser. Pero no es así, me he dado
cuenta que con cualquier persona me sucede lo mismo; como con aquellos con los
que salí algún día y por algún motivo no resultó. Creí que el problema eran
ellos. Pero ahora que tengo a quien de verdad necesitaba, me sucede lo mismo;
no sirvo para esto, no sirvo para relaciones de pareja. Por eso me voy antes
que te enamores seriamente de mí. Me encantas, eres el ideal pero... hay algo
en mí que no funciona como el resto de la gente... sinceramente no sirvo para
esto."
Aquello fue
lo que lo dijo hace un mes. Y entonces se fue sin contarme los detalles de su
problema, llevándose sus esperanzas de una vida nueva y dejándome en la
incógnita y el dolor.
A veces nos
comunicamos y le pregunto cómo se encuentra, y me responde emocionada
contándome que Europa es otro mundo totalmente distinto.
A veces me
envía una foto y yo me la imagino allí, en medio del paisaje. Me imagino como
debe estar transcurriendo su vida. Y a veces me pregunto si aún piensa en mí,
si sueña conmigo o si analiza la causa por la que me dejó.
1 comentario:
Así es la vida, un eterno regresar...
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