I
Estimado habitante del norte:
Te habrás preguntado dónde he
estado todo este tiempo. Pues, te lo contaré.
He decidido hablar sobre mis
experiencias recientes. Al fin me he sentido tranquila, en confianza y relajada
para contarte lo que sucedió en mi viaje.
¿Recuerdas mi vida hace medio
año? Correcto. Estuve viajando al norte. Pero nunca llegué a ese destino.
Siempre creí que tenía claro mi
rumbo. Con mi equipaje en la espalda y la brújula en mano decidí caminar por
valles y montañas. Mi rumbo estaba fijo hacia el norte. La aguja estaba
firmemente hacia arriba sin intención de cambiar.
Siempre creí que en el norte
estaba todo aquello que me pertenecía. Todos viajaban al norte! Era extraño si
alguien viajaba al este, era mal visto. Decían que los que viajaban al este
estaban malditos, enfrentándose a un mundo donde todos los humanos eran iguales
sin diferencias entre ellos.
Viajar al norte era lo común.
Allí te encontrabas con distintos tipos de personas, mentes, cuerpos, todos
distintos. Todos esperaban destacar de
alguna forma y ser distinto que el de al lado. Nadie podía comprender a los
viajeros del este.
Yo viajaba al norte para ver
personas distintas a mí. Nunca reflexioné mucho acerca de por qué lo hacía,
simplemente iba a la dirección donde acudían las masas.
Viajar al oeste tampoco era
bien visto. “Si caminas eternamente hacia el oeste, terminarás de todas formas
en el este.” Decían imaginándose como aquellos viajeros del oeste, si bien
distintos entre ellos pero con un mismo fin, rodeaban el mundo terminando en
aquel despreciable lugar a los que solo pocos acudían.
Atravesé muchas tierras por
largos años, disfrutando de variados paisajes y distintas personas que iba
encontrando en mi camino. Nunca me sentí realmente emocionada por el norte. Nunca
había estado allí y solo me lo imaginaba escuchando las historias de aquellos
viajeros experimentados.
Nunca aprecié que el norte era
tan genial como lo describían las personas. Había algo que no me atraía de ese
lugar, pero no pude comprender qué era. Simplemente seguí mi rumbo como lo más
normal del mundo.
Cuando me había acercado
bastante a lo que llamábamos norte encontré un viajero en el camino. Me llamó
mucho la atención porque éste viajaba al sur. Jamás había visto a alguien
viajar al sur. Nadie viajaba al sur. Decían que era un lugar frío e inhóspito,
donde reinaba la soledad y la tristeza.
Le pregunté la razón por la
cual viajaba al revés que las personas comunes y me contestó algo que no me
esperaba. “He ido al norte, y te diré, que ese lugar no es para mí. Todos
viajan al norte, a todos les encanta vivir allí. Pero yo no me siento a gusto
ahí. Así que haré algo que casi nadie hace; viajaré al sur. Allí es donde me
sentiré completo como persona, allí es donde me quiero quedar.”
Le conté que no me sentía
motivada viajar al norte, pero que lo hacía porque no conocía otra dirección
mejor a la cual ir. No me identificaba con el este ni con el oeste.
El viajero me describió el sur
como un lugar alejado de la civilización, donde no existían grandes ciudades
como en el norte y donde no habitaba ni el 5% de la población mundial.
“No es un lugar preferido por
los viajeros, porque no contiene las atracciones del norte. Es un lugar para
personas seleccionadas, únicos en sus gustos y preferencias. Es un lugar con
hermosos paisajes, sin embargo nadie de norte lo sabe. Es un lugar donde todos
los viajeros se apoyan, se unen y disfrutan mutuamente haber encontrado su
lugar ideal. Imagínate que los viajeros del norte ni se imaginan lo felices que
somos! Y es que simplemente están cegados con su obsesionado norte que no miran
hacia atrás y aprecian aquello que es distinto.”
Algo en mí me alertó. El sur! ¿Por
qué nunca se me había ocurrido? Es que nadie me había hablado antes del sur, y
yo jamás creí que estaba poblado por humanos!
¿Entiendes? Mi decisión fue tan
radical que detuve mi marcha y di media vuelta, rumbo hacia el sur! Durante en
camino de regreso fui escuchando todas las historias que me contaba el viajero.
Por primera vez estaba emocionada por llegar a un lugar! Nunca antes había
imaginado que iría a un lugar distinto al común y que me sintiera tan
identificada con sus características.
Ahora sabes lo que me hizo
cambiar. Tal vez no lo puedas comprender, porque eres un típico viajero del
norte, pero te describiré mi aventura y te dejaré claro que siempre estuve
destinado a ello.
II
El viaje hacia el lado
contrario se hizo mucho más rápido que lo que había viajado antes. Al principio
no quise contárselo a nadie, pero luego pensé, ¿por qué no? ¿Que tiene de malo
que sepan que viajo al sur? De todas formas nadie sabe como es el sur, y a
nadie se le ocurre ir allí. Al principio creerán que estoy mal y que me
enfrentaré a la muerte segura en un lugar inhabitado y frío, pero luego
comprenderán que no es como ellos piensan, y tendrán que aceptarlo.
El sur fue muy distinto a como
me había imaginado. Solían decir que era el fin del mundo, un lugar cubierto de
hielo, sin vida, sin esperanzas. El norte siempre ha sido muy cálido y
agradable para la vida ideal.
El sur era frío, si. Pero no
como creían los del norte. El sur es un magnífico lugar con hermosos paisajes
invernales. La tierra es negra, dura y helada. Pero suele estar cubierta por
blancas nieves y escarcha cristalina. Sobre ella crecen los árboles de invierno
con sus hermosas hojas grises, casi plateadas, como perlas brillantes cubiertas
de arena. Por donde mires hay montañas cubiertas de nieve, campos de hielo.
Sobre el mar flotan los inmensos glaciares, los cuales cambian su forma a
diario.
Lo más gracioso son las casas
de los pobladores. Inconfundibles en su color morado violeta, logran ser vistas
desde lejos. Los viajeros del sur acordaron los colores para orientar a cada
viajero nuevo, evitando que se pierda en la naturaleza.
Los viajeros del sur fueron muy
amables y acogedores, me dieron la bienvenida y me incluyeron enseguida como
parte de su población. Instalé allí mi casa y comencé a disfrutar por primera
vez el placer de vivir.
III
Los habitantes del sur solían
reunirse diariamente a socializar entre ellos. AL principio me llamó la
atención sus relaciones, pero luego comprendí y me acostumbré a ellos. A
diferencia de los habitantes del norte, quienes vivían la vida a cuenta propia,
nosotros lo hacíamos todo juntos. Se efectuaban fiestas por las noches en los
cuales se invitaba a los habitantes de los demás pueblos, quienes solían venir
muy seguido a pasar el tiempo con nosotros. Yo también comencé a visitar otros
pueblos y ver sus costumbres, no eran muy distintas a las nuestras y la idea de
unidad era la misma.
Una de las cosas que comencé a
utilizar fue el juego de naipes, juego típico entre los habitantes del sur, con
el cual nos divertíamos mucho. El ganador siempre era aquel que se quedaba con
el As de corazones. El As de corazones representaba para los habitantes del sur
la vida lejos del norte. El ser parte de un lugar al cual no acude mucha gente
y sentirse satisfecho con su elección. Cada As que ganaba recibía sus merecidos
aplausos, obsequiandole un anillo negro el cual lucía orgullosamente en su
mano.
Ya ves, suelen tener costumbres
distintas, pero no extrañas, ¿verdad? Tu que eres del norte jamás te
preocuparías por destacar que eres de allí. No es que no se sientan orgullosos
de vivir allí, pero nosotros estamos conscientes de que encontramos el lugar
ideal y de que nada nos hará cambiar de opinión. Hemos acogido a personas del
este y del oeste. A nadie le importó si venían de un lugar despreciable para la
humanidad. Ahora solo nos importa que somos del sur, y de que nos quedaremos aquí.
Te preguntarás en que nos
diferenciamos de la gente del norte. Te lo contaré;
Hacemos varias cosas que ellos
no hacen, o mejor dicho, ellos hacen cosas que nosotros evadimos.
Los del norte acostumbran a
hacer mucho deporte. Su filosofía de vida se basa en la importancia de realizar
deporte mutuo. Creen que es una de las cosas más importantes del mundo, y que
sin eso, su vida pierde sentido. Algunos gustan hacer deporte con grupos
grandes de personas. Otros solo andan pendientes constantemente de encontrar
una pareja con quien practicarlo. Lo gracioso es que los que no encuentran a
nadie, deciden enfrentarlo solos. Salen a disfrutar del deporte solos y
regresan con las esperanzas de no tener que seguir sin compañía.
A nosotros no nos gusta el
deporte. Tal vez te suene extraño y no hayas imaginado que existen personas así
y te parezca aburrido. Pero nosotros no lo consideramos necesario. Vivimos un
estilo de vida sano y sin excesos, por lo tanto no necesitamos del deporte para
quedar en forma. Nosotros nos mantenemos así
de nacimiento. Encontramos que
practicar deporte es innecesario. Y algo
que encontramos innecesario no nos hace salir de nuestras cómodas casas.
Como ves, no practico deporte y
no me interesa hacerlo, sé que soy un poco floja para el ejercicio físico. En
cambio a mi me encantan los paseos tranquilos por el bosque nevado o por las
montañas nevadas. Preferimos vivir una vida más tranquila y no tan agitada como
ustedes. Los paseos tranquilos son lo ideal. Algunos prefieren ir acompañados,
y otros preferimos ir solos. Lo hermoso de los paseos es que en ellos puedes
disfrutar el paisaje a tu alrededor. No necesitamos acelerar, agitarnos y sudar
para sentirnos bien. Nuestra vida es más tranquila. Pero eso es algo que las
personas del norte no entienden, con su acelerado estilo de vida. Pienso que
realmente no llegan a disfrutar lo que hacen, porque no se dan el tiempo para
ello!
Ahora que conoces algunos
aspectos eres libre de elegir si aceptar a los habitantes del sur o
discriminarlos como lo hacen con las demás personas que viajan a otras
direcciones.
Los del norte nos observan
suspicaces, sin comprender nuestra decisión de no haber ido con ellos, haber
dado media vuelta y haber cambiado de orientación, abandonando el destino de la
gente común.
Espero que los habitantes del
norte no consuman tu vida por completo.
Desde el lugar más recóndito
del sur,
La As de Corazones
Nota: Imagen de glaciares al sur de Chile
2 comentarios:
En realidad me sorprendiste con tu escritura.. me encanto tu texto, esta super bonito y bien redactado a tal punto que superaste las expectativas.
que la promesa se cumpla, quiero estar contigo en el Sur.
o sino serán muchas cosas incumplidas
que habíamos planeado u.u
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