Capítulo II
-“¿Por qué será que no tiene un tutor?” se
preguntaba a sí mismo mientras me tomaba del brazo llevándome rumbo al puente.
Al parecer no esperaba respuesta.
-“¿Por qué debería tener uno?” Pregunté.
-“¿Por qué? ¡Todos debemos tener uno! Es
como cuando naces, o te crían tus padres o te crían otras personas, de todas
formas te cría alguien que te enseña a caminar, a hablar, te educa…”
-“Lo sé, pero… de un día para otro me
nacieron alas, ¿Quién se supone que debió haber sido mi tutor?”
-“¡Pues tus padres! Ellos también deben
ser arenkes.”
-“¿Arenkes?”
-“Arenkes: Seres de figura humana con
alas.” Dijo un tanto molesto, “Si tú eres arenke, tus padres también lo son.”
-“A mi jamás nadie me contó sobre la
existencia de arenkes. Estoy bastante segura que mis padres no tienen alas.” Me
defendí.
-“Entonces lamento decepcionarte; ¡eres
adoptada!”
Fin de la discusión.
¿Adoptada yo? Eso me desconcertó algo. Si
mis padres no son arenkes, entonces ellos no son mis verdaderos padres. ¿Qué
hay de mis verdaderos padres? ¿Por qué no me criaron? ¿Tendré más familiares
con alas?
-“Lo que debes hacer es lanzarte de este
puente… volando por supuesto. Quiero ver como lo haces.”
-“pero si ya me estuviste observando desde
aquel árbol.”
-“O haces lo que te digo o no pierdo mi
tiempo contigo.” Fue cortante. No me gustó ese tono.
Me paré sobre el borde del puente y repetí
lo que había hecho anteriormente. Sobrevolé mi calle, traté de dar la vuelta lo
más perfecta que pude y regresé al puente. Sentí que había logrado mis
expectativas.
-“Eres algo insegura, arenke, pero con el
tiempo lo harás mejor.”
-“Emm… me llamo Dany.”
Me observó como si hubiera dicho algo
fuera de contexto, pero luego asintió.
-“desde ahora te llamarás Darcy. Como
arenke debes usar un pseudónimo.”
-¿Y cuál es tu nombre?”
-“Puedes llamarme Kai.”
-“¿Y tu nombre real?”
-“No te lo diré.”
¡Qué tipo tan extraño y malhumorado me
tocó de tutor!
-“¿A qué te dedicas?”
-“Trabajo en una empresa.” ¡Qué obvio!
Pensé.
-“¿Y… en cuál?”
Se dio vuelta con expresión de enojado.
-“No estoy aquí para hablar sobre mi vida
personal.”
¡Valla, que tipo! Tendrás que
acostumbrarte, Dany-Darcy., me dije y sonreí con ese pensamiento.
Se paró sobre el borde del puente y me
hizo un gesto de seguirle. Abrió sus enormes alas negras e hice lo mismo. Yo
era bastante lenta a su lado, así que él tuvo que mantener mi ritmo. Yo
aleteaba lo más rápido que podía, en cambio él aleteaba de vez en cuando
manteniendo las alas fijas dejándose llevar por el viento. Eso debía aprenderlo
para no cansarme tan rápido.
Me llevó a la playa que quedaba cerca y
aterrizamos sobre una torre de vigilancia.
Lejos en el horizonte se distinguían las
luces de los grandes barcos que esperaban la entrada al puerto de Valparaíso.
No hacía frio y no había mucho viento a pesar de que estábamos casi en
invierno.
-“Tengo ganas de volar hacia esos barcos y
apreciarlos de cerca. Son gigantes.”
-“¿Y qué harás para que no te descubran?”
No había pensado en eso. Sería lindo
pasear por esos barcos en la noche, pero si ellos descubrían alguien ajeno
allí, tratarían de encontrarlo como fuera. Además no era conveniente que me
vieran volando.
-“Está bien, iremos a los barcos, pero no
estaremos mucho tiempo sobre ellos, es arriesgado.”
Me sorprendió a que accediera.
Me sentí algo insegura, no sabía si iba
aguantar ese trayecto. La distancia hasta los barcos era grande. No quería
cansarme.
Abrí mis alas al vuelo.
Sobrevolamos el mar. El agua estaba negra.
El cielo estaba oscuro. Todo estaba en silencio, solo el aleteo de nuestras
alas rompiendo la tranquilidad de la noche.
Creí que no lo iba a lograr, ¡pero lo
hice! Llegué hasta el barco bastante cansada.
-“Lo hiciste bien… como para ser el primer
día.” Me felicitó Kai.
Miramos por el borde del barco, no había
nadie. Subimos a cubierta en la proa. Era un barco cargado de contenedores de
otros países. Me senté en el suelo. Kai curioseaba los rincones. Habían muchas
cosas en el suelo consideraba basura para mí.
No había luna. Estaba nublado.
-“Viene alguien.” Susurro Kai acercándose
a mí.
¿Y ahora qué? Tengo alas pero no soy
invisible. Kai me tomó del brazo e hizo un gesto a que lo siguiera. Hizo algo
ridículo.
Se agarró de las manos del borde del barco
hacia fuera con los pies en el aire. Si se soltaba, caía al mar.
-“Así no nos verán. Al menos que sea
detallista y note las manos.”
El guardia rondaba por cubierta
inspeccionando el área. Mientras tarareaba alguna canción se sentó sobre un
objeto que no reconocí. Él estaba de espaldas pero el problema es que estaba
colgada de mis manos del borde grueso. No podía resistir por mucho más tiempo.
Kai lo notó y me hizo un gesto de acercarme a él.
Soltó una mano y me la puso en la cintura.
Yo me solté del borde. La mano de la que estaba colgado resbaló y juntos caímos
hacia abajo. Retuve un grito ya que creí que iba a caer al mar. Pero sus alas
fueron más rápidas.
-“Te llevaré de regreso así ya que
tendremos que ser rápidos.”
Vi que el guardia aún estaba de espaldas,
y que no había notado nada.
Kai me sujetaba con sus brazos de la
cintura. Emprendió vuelo rápido hacia la costa. ¡Muy rápido para mí! Pensé,
¿Cómo lo hacía? Yo era muy lenta, ahora pude notar que un arenke podía ser
realmente rápido si lo quería. Sus alas no hacían ruido alguno. En menos de la
mitad de tiempo que demoramos en la ida, llegamos a la costa. Me soltó una vez
alejados de la playa. Había sido una experiencia fantástica. Yo estaba
emocionada y supuse que en mi rostro se notaba. Kai me sonrió. ¡Sabía sonreír!
Al menos hacía el intento.
-“Te acompañaré a tu casa, debes
descansar.”
Mi emoción se esfumó. No tenía ganas que
la magia se terminara ahí sin más. Tenía ganas de seguir volando y explorar los
aires. Pero acepté que era recién el primer día, tenía muchos más por delante.
-“¿Conoces otros arenkes?” Pregunté
curiosa si había más personas como yo.
-“Conozco varios. Aunque no somos muchos,
en todas partes siempre hay algunos.”
-“Interesante…”
Caminamos por la avenida principal hasta
llegar al sector donde vivía. Al entrar por una calle cercana a mi casa
emprendimos vuelo seguros que no había nadie observando. Volamos bajo el puente
y llegamos a mi casa.
-“¿Qué hacías escondido sobre ese árbol?”
-“Estaba esperando que apareciera un amigo
arenke que últimamente duerme en el puente. Pero en vez de eso te vi a ti con
tus alas blancas.”
Sonó como si le hubiera echado a perder el
plan.
-“La próxima vez te llevaré a conocer más
arenkes. Por ahora no intentes volar más lejos que por aquí cerca. Recuerda que
nunca debes volar bajo en avenidas principales o calles anchas. De todas
maneras no quiero que vueles sola lejos de tu casa, no es seguro.”
Me despedí y entré a mi casa. Esa noche
definitivamente no iba a dormir con todo lo que había vivido. ¿Cómo lo hacía él
con sus actividades nocturnas?
¡No podía esperar en conocer más arenkes!
3 comentarios:
no soy muy buen lector ( no tengo muchos elementos para dar una buena opinion ) pero es una interesante historia, me recuerda a peter pan, jajaja no se por que, se ve como que tendra un final inesperado, jejejeje
Genial!!!! jajajaja que mal humorado es kai, me recuerda a alguien; por lo menos no dice malas palabras como Ferdinando ;)
Interesante.. Me esta atrapando la historia cada vez mas
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