Golpeé a tu puerta y una voz me contestó: “Aún no es el tiempo, aún no es tu tiempo.” Y seguí viajando por el rumbo de mi vida.
En uno de mis viajes me topé con un árbol en medio del desierto, muy grande, viejo, con tronco muy grueso y miles de ramas, un solo árbol entre un montón de arena. En su tronco tenía tallado un ojo que me miraba fijamente.
El árbol abrió sus ramas y me dejó descansar entre sus hojas.
Caminé por el desierto. Mi única distracción fueron las formas que dibujaban las nubes en el cielo. Las planicies de arena y tierra seca eran eternas y monótonas.
Volé hasta el fin del mundo; a la cima del mundo, a los campos de hielo. Entre ese polvo blanco y seco marchité mi calidez y sufrí de un corazón de vino; a veces dulce, a veces amargo.
Un día volví a tu puerta; una voz desde adentro me dijo: “Ya es el tiempo, ya es tu tiempo, ya puedes entrar. Pero si entras aquí, ten en cuenta que jamás podrás regresar.” Abrí la puerta y desaparecí por siempre de mis ansiados paisajes. Detrás de mí la puerta cayó en polvo y la entrada desapareció. Jamás nadie la ha podido encontrar.
4 comentarios:
todo es lo que parece y parece lo que es(eso en un mundo logico)
en este ilogico,es lo contrario....
saludos desde Europa
Sara querida, paso a desearte que pases un Feliz 18 y 19 de Septiembre junto a toda tu familia.
Viva Chile!!!
Besitos con cariño mi hermanita de agua.
Agualuna-Sussy
vale la pena entrar por esa puerta.
hay algunos senderos que conducen hasta ella.
ya me decia mi padre: el que busca siempre encuentra.
saludos ;)
Es mi regreso un viaje por este universo, distinto al tuyo,
quieres volar conmigo sube hay hueco para uno,
daremos una vuelta por la realidad de nuestras vidas
inmortales avenidas, de creatividad respiran
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