Un día surgió una conversación mientras cocinábamos papas rellenas con queso. Ella y un amigo.
Dasanira: No me gustan las películas japonesas, ni de vampiros, ni de terror. Tampoco me gustan las de acción, historias de asesinos, guerras o cosas así. No me gustan las películas 3D para niños de cuatro años, ni las musicales. Mmm, ¿qué mas? Ah! Y no me gustan las películas románticas; porque en cada película romántica hay un momento feliz de la pareja, pero que después tienen algún problema y sufren mucho. La mayor parte del tiempo se muestra como luchan para estar juntos o sufren demasiado. Pensándolo bien el amor en sí es así. Hay una parte feliz y otra parte en que se sufre, ¿pero por qué? Se supone que el amor debe ser algo hermoso que se disfrute y no que se pase mal.
Ray: Tienes razón. Pero es como el Ying-yang. Por un lado se pasa muy bien, lo cual es la idea, pero no todo en este mundo puede ser perfecto, siempre hay algún problema o asunto que hecha a perder el ambiente. En este caso, si disfrutas del amor, siempre hay un momento en que habrá problemas.
Dasanira: Pero entonces no vale la pena. Existen personas que están en la búsqueda del amor verdadero, si lo encuentran han alcanzado la meta. Pero no termina feliz, tienen que estar preparados, porque lo que buscaron por tanto tiempo y al fin lo tienen, de igual forma les causará problemas. Se supone que si tengo una relación amorosa con alguien, tenemos que disfrutar del amor y no del sufrimiento. O sea que si busco el amor, también tengo que estar conciente que busco en él un pequeño porcentaje de sufrimiento también.
Ray: Es por eso que las parejas deben aprender a luchar por ellas mismas, para surgir, para mantenerse, para no caer. Es una constante lucha por parte de los dos. Es el esfuerzo que deben asumir. Si quieren la felicidad, también deben esforzarse para obtenerla.
Dasanira: Supongamos un matrimonio de cuarenta años de duración. De esos cuarenta años, diez han sufrido. Ese porcentaje se ha dado por pequeños conflictos día a día. Días de conflictos, días de felicidad. Si yo busco amor, lo que menos quiero es encontrarme con nuevo sufrimiento.
Ray: El porcentaje de conflicto siempre debe ser menos. Pero una pareja debe luchar lo más posible para evitar el sufrimiento. Si se mantienen y o esfuerzan en nada, se van perdiendo lentamente, y los conflictos aumentan y empeoran. Es por eso que los matrimonios son para valientes. Hoy en día quedan cada vez menos valientes que deciden casarse. Prefieren quedar solteros para usar a las personas como pilas desechables. Si con una no me resultó, buscaré otra, y otra y otra. No entregan amor porque tienen miedo a sufrir. Son demasiado flojos o débiles para luchar por lo que quieren. Por eso tampoco son felices. Viven con felicidades temporales que no les satisface mucho. Con los años decaen y al final miran hacia atrás y no pueden reconocer un momento en que realmente vivieron la vida.
Dasanira: Pero es mejor no buscar lo positivo para no encontrarse con lo negativo. Estoy en busca de la felicidad y no de la tristeza.
Ray: ¡Si vale la pena luchar! Si sufres, lo harás, pero para bien. Las parejas aprenden se sus errores y tratan de mejorar. Con cada conflicto aprenden algo y se conocen mejor. Así los lazos se unen más. La recompensa para ese esfuerzo es lo que buscamos, el amor. Lo podremos disfrutar en su totalidad si nos esforzamos por lograrlo.
Dasanira: Pero primero tenderé que pasar por muchos problemas…
Ray: Es cosa de cada uno luchar, si uno lucha y el otro no, ¿de que sirve? Creo que debes aprender a que no todo lo malo que pase es para mal. Después de la tormenta siempre sale el sol. Tienes que aprender a aguantar las tormentas y medirte en tus actos.
Dasanira: Debo aprender a soportar las dos cosas juntas.
Ray: Todos debemos aprender a soportar los malos ratos. Para eso tenemos suficientes años de vida.
Dasanira: Pero de igual forma no me gustan las películas románticas, si los personajes sufren no es para mi bien, es cosa de ellos, no cosa mía. Prefiero mis propios problemas a ver los de los demás.
Ray: Si, concentrémonos en nuestros propios problemas.
A las papas rellenas no les afectó las opiniones de cada uno.
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