miró hacia el horizonte
su lugar de sueño e ilusión
pero que no podía poseer
por pertenecer a un susurro
se volvió al horizonte
y vio la sombra de su nuevo amor
y tuvo que escuchar el silencio
pero el silencio estaba roto
y quien le susurraba a su lado
se cayó al silencio en trizas
El horizonte se tiñó de rojo
dejando ir la ilusión para siempre
entonces su amor cayó en desinterés
y su susurro se apagó
y la soledad se encargó
No lo había visto ir
ya estaba todo diferente.
El horizonte y la sombra, felices
y ella con el recuerdo del susurro
y del sabor del que se había ido.
El Nunca se dio cuenta
hasta un día verla mirar al horizonte
y ver una lagrima llover de su luna
y por fin entender
que su luna había estado abierta al horizonte
y que éste había roto su sueño por una sombra.
El horizonte y la sombra seguirán felices
pero el susurro jamás podrá reparar en ella una emoción.
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