El Señor Misterioso caminaba por una oscura calle vacía, silenciosa y húmeda por la llovizna.
Mientras se movía concentrado en sus pensamientos, la noche se apartó de un pequeño círculo brillante sobre el camino, en el cual se encontraba un papel superviviente de la lluvia. Era una nota dirigida a su salvador, por coincidencia exacta, tal vez calculada, o tal vez un victorioso azar de la vida. Al desdoblar el papel leyó:
Por más que intente encontrar tus características en otras personas, por más que se acerquen, ninguno de ellos podrías ser tu.
Por más que te busque en otras almas, no podría volver a encontrarte.
Firmaba anónima su emisora:
La única persona a quien amé, fue a única persona a quien nunca se lo dije.
Ahora esa nota se encuentra en tu poder.
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