La primera
vez que fui a Valparaíso me perdí; Entré en un laberinto de callejones
angostos, muros coloridos y casonas abandonadas, subí escaleras pintadas y
acaricié a los gatos, quienes me acosaban desde las ventanas de las casas y
desde lo alto de los muros, burlescos, esbeltos y juguetones.
Deambulé por
los cerros hasta que finalmente encontré el paraíso de las cafeterías y los
poetas, quienes me acogieron con dulce aroma entre su tenue luz. Entre café y
café brindé por los gatos, los callejones y las escaleras, mientras dibujaba mi
firma en la pared del local.
*Proyecto Valparaiso en 100 palabras
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