Esto sucedió en la ciudad “Mar del Plata” de Argentina.
Resumen.
-“¿Donde estamos?”
-“En la ciudad. Aquí nos dejarán por el momento.”
-“¿A todos? ¿Y donde se supone que alojaremos?”
-“En ningún lado. Por el momento vivimos en la calle. Tenemos que verlo nosotros mismos. Nuestras cosas las dejarán en un casillero que arrendarán para cada persona.”
Ariana miraba triste a su alrededor, observando los grandes edificios que en ese entonces le parecían fríos e insentimentales.
Alrededor de veinte personas entre los
A cada uno se le entregó una cierta cantidad de dinero suficiente para comprarse una porción de comida al día por dos semanas.
Los primeros cuatro días se las arreglaros durmiendo todos juntos en una construcción de cemento, una rotonda en un parque.
Después comenzaron a separarse por disputas, algunos se distanciaron en grupos, otros quedaron solos como Ariana.
* * *
Hora de comer. El estómago tenía que conformarse con su ración al día y el hambre una rutina acostumbrada. Ariana se fue a comer a un restaurante de comida rápida y no muy sana. Era lo más barato. Un Hot-Dog y un café sería suficiente para hoy, las monedas que sobrarían están ahorradas por si llega un ataque de hambre alguno de de los próximos días. El café ofrecía calor para las manos frías inmóviles.
Llegó alguien. De cierta manera le llamó la atención a Ariana, fue agrado mutuo a primera vista. El la miraba curiosamente, pero luego disimuló mirándola de reojo sin que ella se diera cuenta. Ella sonrió por dentro.
* * *
Una tarde de un día gris, pero no muy frío, Ariana encontró en una pequeña plaza un grupo de gente que hacía un deporte bien interesante; Esgrima, un enfrentamiento con sables. Ella se les unió como espectadora, siguiendo con los ojos cada movimiento de los combatientes. Al fin uno de ellos ganó, al parecer era el mejor del grupo. Preguntó entre la gente quien seria capaz de enfrentarse con el, ganándole. Ariana dio un paso al frente. Le pasaron un sable y le retaron a ganar.
Empezaron suave, al parecer el ganador tenía lastima enfrentarse con una dama. Pero a los pocos minutos todos se sorprendieron, Ariana reaccionaba muy rápido hasta el punto de derrotar al que había sido máximo ganador. Todos quedaron impactados. Ella sonrió y se retiró del círculo de lucha, volvió a mezclarse con los espectadores.
-“Eres muy buena, mejor que yo. Hasta ahora no he conocido a nadie mejor que yo. ¿De donde eres?”
Ariana levantó la vista, ahora recién pudo distinguirlo mejor. Era el mismo que le llamó la atención en el restaurante de comida rápida.
-“Soy del sur. Me llamo Ariana.”
-“Gaieth” Se presentó él. “Tu eres la que vi en el restaurante…”
Se conocieron. Ariana no contó nada sobre porque estaba en la ciudad. Solo dijo que estaba por un tiempo ahí. Dieron una vuelta por la ciudad y al anochecer se despidieron.
* * *
Días de frío, tristeza, soledad. Las noches bajo los arbustos de un parque con poca ropa y solo una frazada. Caminar entre la ciudad sin una meta definida. Observar el entorno sin estar mirando alguna cosa. Vagando por las calles esperando el tiempo pasar, segundos largos que parecieran durar eternamente. Sonrisas apagadas, silencios mudos de compañía.
La mirada se cruza con otra, una cara conocida sonriente, cálida.
-“Hola Ariana. ¿Cuál es la razón por esa mirada fría?”
-¡Gaieth! Solo caminaba por aquí… olvidando el aburrimiento” Disimulando la expresión a hambre y frío acostumbrado.
-“Te invito a tomar un café.”
Ella aceptó. Una vez no haría daño pensó. El no se daría cuenta de su situación. Solo pensaría que disfruta de su tiempo de “vacaciones”.
-“Yo tampoco trabajo en este momento, también disfruto de libertad y tiempo.”
Las horas cálidas fueron pasando. La compañía agradable disfrutada en tu totalidad hasta que llegara la hora de despedirse y quien sabe, verse quizás algún día de nuevo o desaparecer permanentemente siguiendo cada uno el rumbo hacia su destino.
* * *
-“¿Por qué siempre te encuentro por casualidad?” Otra vez se vieron entre las avenidas.
-“Es que casi siempre ando en el mismo sector, y tu al parecer igual.”
-“Se te nota mucho frío en la cara.”
Ariana no tenía mucho que vestir, algo liviano y sobre eso un abrigo largo delgado. Cruzó los brazos para que no se le notase lo que tenía puesto. Las noches eran duras, aprender a no tiritar para quedarse dormida, y tratar de no ser despertada ya a las cinco de la mañana por la brisa helada sin poder seguir durmiendo.
Y así fueron transcurriendo los días. Ya no eran encuentros de casualidad. Gaieth la invitaba a tomar algo, que ella mayormente rechazaba por temor a que el notase la ansiedad. Entonces la invitaba a caminar por la ciudad, a conversar, ya que los dos no tenían nada importante que hacer. Una vez la invitó a su casa, un departamento que estaba arrendando un tiempo. Allí no hacía frío, y era agradable pasar unas horas allí en compañía de buena amistad.
Gaieth le preguntaba muchas veces por donde vivía., ella contestaba que en el mismo sector, pero no especificaba nada. Gaieth cada día tenía más curiosidad por su extraña amiga que al encontrarla tenía una mirada depresiva, no contaba mucho sobre su vida actual en la ciudad y nunca tenía una idea o meta que cumplir en los próximos días.
Gaieth se sentaba en el parque a veces con la esperanza de verla por algún lado. Quería observar que hacía cuando estaba sola., tenía el presentimiento de que había algo raro en ella, pero no podía distinguir que era.
La segunda semana estaba por terminar. El día anterior Ariana le dijo a Gaieth que no tenía tiempo el próximo día, que tenía cosas que hacer. Una oportunidad para Gaieth, para espiarla. El sabía que no estaba correcto lo que hacia, pero su presentimiento no lo dejaba en paz.
Un enviado de los VIA-X se juntó con Ariana. Pagó un mes más del casillero de la custodia y le entregó dinero para su comida al día. Comentó que no volvería en un mes, y que en ese tiempo tenía que seguir arreglándoselas conformándose con lo que tenían. Ariana estaba triste. Quería volver, todos querían volver. No podían pedir ayuda. Dependían de sus propias fuerzas para sobrevivir a las tempestades de la naturaleza. La ciudad no les era ningún beneficio.
Gaieth miraba extrañado de un rincón, se suponía que Ariana no conocía a nadie de la ciudad.
* * *
Época de no comer nada. Ariana hizo un trato con el enviado de los VIA-X. El dinero que le daría por comida en Cuatro días, se lo cambiaría por una manta, era delgada, pero las noches ya no serían tan heladas como antes. Cuatro días de hambre pasarían rápido.
Gaieth la invitaba a salir. Ella rechazaba ir a comer o a tomar algo. Rechazaba ir a su casa. El pensaba que ella no le tenía confianza, por eso se distanciaba tanto.
A los dos días ella estaba más delgada. Al escuchar hablar de comida sonría sufridamente. El lo notaba. También notó al saludarla, muy delgada y le pareció un poco débil. Al preguntar por qué estaba así, ella decía que era normal, pero que en el momento no comía mucho.
El la volvió a espiar, seguía cada movimiento de ella, que estaba sentada en un banco mirando a la gente pasar. Le extrañó que a la hora de comer, ella no se iba a ningún lado. Solo veía una persona un poco triste, como sonámbula, que no hacía nada específico en todo el día. Se extrañó también que ella no se iba a su casa, en ves de estar descongelándose en los bancos de las plazas.
La siguió hasta las custodias. Observó que abrió un casillero, sacando una manta y una frazada.
La perdió de vista, ya era muy oscuro y en aquel parque, los árboles estaban muy juntos.
Gaieth no sabía que pensar. ¿Ella era una chica que no vivía en ningún lado? Quizás ¿Era de la calle? ¡Pero era una persona muy educada, sencilla en su formar ad ser… muy simpática! Algún problema tenía que tener.
Los siguientes días notó que no comió nada, y la veía cada vez más decaída.
Fue a su encuentro. Quería tratar de comprobar si lo que pensaba era cierto.
* * *
-“Hola Ariana, ¿Cómo estás?” La abrazó. Notó que no tenía mucho puesto debajo de su abrigo. Comenzó a creer en su teoría.
-“¿Vamos a comer algo?”
-“No gracias.” Sonrió, pero en el fondo sus ojos no sonreían.
-“¿Por qué? ¿Ya haz comido?”
-“No…”
Gaieth la miró a los ojos. Terminó convenciéndola para ir a comer. Con esfuerzo logró convencerla también ir a su casa.
Ella e veía mejor. Se notó que recuperó energías. Ya había estado muy débil.
-“Ariana, necesito conversar un asunto con tigo.”
-“¿Cuándo fue la ultima vez que comiste algo?
Ella no sabia que responder.
-“Ariana. Yo lo sé. Pero no sé porqué es así. Hace días que no comes y tampoco tienes un lugar fijo en donde vives.”
Ella se colocó seria.
-“Yo quiero ayudarte. Soy tu amigo, ¡tenme confianza!”
-“No puedo…”
-“Puedes quedarte aquí conmigo, yo no te haré daño. Tampoco debes tener miedo por si me gustas, ese es mi problema, tú no tienes que hacer nada, solo sé mi amiga.”
Sin palabras.
Conversar, era la mejor manera de desahogarse. Contar las cosas a alguien de confianza.
El convenció. Ella se quedo en su casa. Demoraron días para que ella le contase todo sobre los VIA-X. Gaieth dijo que quería irse a otra ciudad, no quería pasar todas sus vacaciones allí. Dijo que la llevaría, para que no la encontrasen, ella aceptó.
* * *
Dos semanas después, hicieron el viaje de vuelta al sur. Gaieth y Ariana eran de la misma ciudad.
De los otros raptados no se supo más. Se dice que ellos también se arrancaron.
También se dice que los VIA-X se mataron entre ellos, a pesar de que algunos siguen rondando por ahí, buscando venganza.
Gaieth y Ariana hicieron su vida juntos. El tiempo de amistad lo superó el amor.
4 comentarios:
Que bella historia mi querida Sarah, ...y finalmente hubo una esperanza para ella y un amor insospechado.
Creo que lo que deja es bellísimo, pues soportar todo lo que la vida nos entrega a veces que es muy pesado, da paso al final a la alegría de ser recompensados.Ser mansos y abrirnos a nuestros problemas, ayudan enormemente al espíritu.
Besitos en el agua hermanita.
Agualuna
Sara, no hagas click donde dice "here" son virus!!!
Besitos
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