He recopilado un poco de texto para una historia en la que llevo trabajando imaginariamente hace ya algún tiempo. Será tal vez un futuro libro, si me apresuro a finalizar antes los otros proyectos literarios pendientes.
I
“No puedo
decir con exactitud si realmente triunfamos en nuestras misiones. Hacemos todo
lo posible, intentamos realizar nuestro objetivo mediante todos los métodos
posibles y a veces siento que fracasamos. Según él, todo nuestro trabajo
siempre es un éxito. Todo el esfuerzo invertido, toda la energía que entregamos
sin que ellos lo noten, es un logro. Ayudar siempre es mejor que no hacerlo, a
pesar que no se logran las metas impuestas ni obtengamos los resultados
esperados. Ayudar es mejor que ignorar.” Argumentaba la mujer desde la cocina a
su hermana, quien sentada en el sofá de la sala de estar la observaba
interesada por encima de la mesa.
El interior
de la casa era pequeño, la cocina americana permitía agrandar el espacio visualmente
logrando ampliar la habitación.
“¿Cómo
estuvo tu primer año?” Preguntó la hermana quien no la había visto por largos
meses. Solían verse únicamente en verano, cuando las vacaciones las permitían
reunirse nuevamente, u ocasionalmente cuando el trabajo de ambas permitía el
viaje.
“No se
describirlo. Tuve una experiencia hermosa y paralelamente una triste. Lo
imagino como un equilibrio. Aún no logro determinar si fracasé o si triunfé.”
La mujer se levantó un mechó de cabello que le había caído sobre el rostro y
suspiró. “¿Cómo te sentirías si visitaras a un enfermo periódicamente en el
hospital y observas como muere lentamente sin que puedas hacer nada para
ayudarlo? ¿Si posees la cura a su enfermedad y únicamente debes administrarle
la medicina, pero ésta persona la rechaza? Aquello duele.”
Sus ojos se
habían abierto lanzando una mirada fija a su receptora. Sin embargo ésta lo
comprendía mejor de lo que su hermana imaginaba. Con tranquilidad y comprensión
asintió con la cabeza y le devolvió un gesto afectuoso.
“Los
resultados no están en nuestro poder, solo las acciones. Tú actuaste e hiciste
lo que se te indicó. Cumpliste con tu deber. Es hora de dejar que la vida
continúe en su curso natural y el mundo gire. Deslígate un tiempo y olvida. Haz
finalizado una misión y mientras te indiquen la siguiente debes descansar. Ya
te acostumbrarás con el tiempo y te darás cuenta que nosotros no podemos
cambiar el mundo, ni estamos aquí para ello. No podemos realizar más de lo que
podemos entregar. Si hacemos lo posible y no modificamos las cosas es porque no
era nuestra oportunidad. Hay que ceder cuando el transcurso del destino está
firmemente decidido en correr hacia una dirección determinada; hay que dejarse
llevar.”
“Y ver
morir.” Añadió la mujer entristecida.
“Y ver morir
si aquello es lo que debía suceder.” Asintió la hermana con una sonrisa aliada.
“No estamos aquí para cambiar un transcurso primordial. Esa no es la finalidad.
Estamos aquí para ayudar; eso es todo.”
“¿Cómo haces
para ser tan fuerte?”
“La experiencia
te ciñe. Vivir realidades te fortalece. Ya te darás cuenta cuando lleves la
cantidad de años que yo llevo en este rubro. En un principio es difícil
insertarse en este mundo y aprender a ser un medio. Después comenzarás a
generar tus propias armas y corazas. Aprenderás a no caminar contra la
corriente para llegar a un sitio, sino aprovechar la fuerza de ésta para
dejarte llevar. Es cosa de práctica.”
“Decidir
dedicarse a esto no es cosa fácil, ¿no? Hay que tener un corazón muy duro para
tomar la decisión de formar parte de esta actividad.”
“Yo no tengo
un corazón duro” rió la hermana, “solo he adquirido más discernimiento y
madurez para saber enfrentar las emociones y aceptar los sucesos sin
involucrarse sentimentalmente en ellos. Observar la vida de una forma externa
mientras trabajas dentro de ella. ¿Comprendes? Aprender a separar los intereses
personales y los de nuestras misiones. Y sobre todo, nunca enamorarte de tu
objetivo.” Añadió con una pisca de sarcasmo.
La mujer
retiró la mirada a su hermana para posarla en el suelo. Sabía perfectamente que
había quebrado un principio importante de su trabajo.
Al decidir
formar parte de ese equipo había aceptado una serie de normas que ayudaban a
los miembros a mantener la seguridad personal intacta y la seguridad del equipo
en su debida confidencia. No era un trabajo cualquiera y no cualquiera podía
formar parte de él. Conllevaba una serie de pruebas y exámenes para determinar
si la persona en cuestión era apta para el cargo y útil para la organización.
Realizar la misma actividad que su hermana la había motivado a auto convencerse
que era suficientemente fuerte para llevar a cabo aquel desafío. Sabía que no
era fácil pero estaba dispuesta. Tenía motivos personales de sobra que
utilizaba para excusar la motivación por la cual había decidido a entrar a esa
clase de organización. Como todos, había atravesado un aspecto clave en su vida
la cual la calificaba para la posibilidad de participar.
“Necesito
recordarme las cosas constantemente o se me olvidan. Debo practicar conciencia
sobre quién soy yo y que estoy haciendo aquí.” Susurró más para sus adentros
que para su hermana.
“Levanta el
ánimo mientras me tengas aquí. Mañana ya no estaré a tu lado, sino de camino a
una nueva misión. Un inicio de algo siempre es emocionante. Me encantaría
quedarme aquí contigo pero tus vacaciones comenzaron cuando las mías estaban
por finalizar. Es una pena, pero te contaré de vez en cuando sobre mi actividad
y mis avances. Espero eso pueda ayudarte también en tu próxima asignación.”
La historia trata sobre un grupo de personas que participan en una organización dedicada a entregar ayuda a personas que jamás se enteran. Son enviados por un equipo a cumplir misiones determinadas con personas específicas. A veces las misiones son exitosas, otras veces no.
Tratará algunas historias paralelas sobre estos "agentes" y los objetos de su misión. Historias que podemos ver en la vida real, situaciones y acontecimientos dados por actitudes humanas naturales más allá de un enfermo sanado y un héroe triunfado.