¿Dónde
quedaron aquellos bares oscuros, sucios y hediondos, en los que se dejaban caer
los marineros para emborrachar su noche? Aquellos que llegaban a tierra en
busca de alcohol y placeres baratos que seducían por las esquinas al caer la
noche.
Y a pesar de
lo aterradores, esos bares tenían algo romántico, como la vida misma en la
ruina o las leyendas de piratas, peligrosas pero atrayentes que se convertían
en cuentos para niños.
Hoy solo
quedan algunos, cerca del puerto de Valparaiso. Han perdido a sus marineros y
su estilo. Han olvidado la tradición del viejo borracho porteño.
* Proyecto Valparaiso en 100 palabras