Por un lado es bueno -y entretenido- cuando las cosas que se tienen en mente,hacia otra persona, se hacen sin un acuerdo previo. Pero por otro lado,en mi caso, la curiosidad se justifica, ya que soy escritora,por lo tanto una narradora omnipresente que no solo disfruta con las sorpresas espontáneas, sino también con la planeación previa de los dos participantes.