A veces la veía cuando venía a tocar el piano
Se reunía aquí a la hora del descanso, la hora del café
O en momentos cuando se terminaba la jornada.
Sus ojos celestes me penetraban hasta el fondo
Muchas veces quise algo más que esa mirada al cruzarnos
Pero era imposible, ella era demasiada diferente a mí
Seguramente su vida no se fijaba en alguien tan insignificante.
Las veces que nos cruzábamos por casualidad
Era para mí el regalo más precioso, más esperado
Esperar toda una semana para verla un par de segundos
En que nuestros horarios coincidían para vernos las caras.
Quizás ella ya se haya dado cuenta de mi admiración
Pero lo que más quisiera es que sintiera lo mismo
La misma sesación al cruzarnos la vista inocente
En la que detrás se escondía todo un mundo.
A veces la veía caminar entre mis sueños
Y yo atónito, parado nervioso como un tonto
Tratando de disimular mis sentimientos
Deseaba con todo el alma que ella sintiese lo mismo que yo.