21 de agosto de 2015

Análisis sobre el libro Cumbres Borrascosas de Emily Brontë - Personaje Sr. Lockwood

Hoy quiero hablar sobre algo en particular. Más que el libro en sí, es sobre un personaje en particular que ha robado mi corazón. Trata sobre el Señor Lockwood. Este me ha atraído especialmente por la semejanza que tiene con uno de mis propios personajes.
El libro no habla mucho sobre el personaje, y es una lástima, pues el Sr. Lockwood es solo el oyente y narrador, a quien se le cuenta la historia, el drama entre dos familias del norte de Inglaterra. Si estuviera en mis manos, haría una historia enfocada solo de su vida, y por supuesto,  como había ansiado a lo largo de toda la historia, cambiar el final y acabarlo a mi manera.
No es un personaje que se muestra en las películas, pues forma parte del juego de los dos narradores., por lo tanto, este análisis será el único que hablará sobre este personaje, y el único que lo toma verdaderamente en cuenta y lo incluye en la historia.

Sentir deleite al leer frases bien construidas y elegidas con exactitud, palabras hermosas y exquisitas narrativas, es algo que no todos saben y/o pueden disfrutar.
Hasta ahora no he encontrado a una persona que disfrute con tanto placer leer un libro escrito entre el siglo XVIII y el siglo XIX, aunque sea solo una traducción al español de su original inglés de Inglaterra. 
Suelo elegir esos libros específicamente por el lenguaje que se utiliza para narrar la historia. Y la historia en sí, claro. Pero quiero enfocarme principalmente en el lenguaje. Y no puedo describir cuan hermoso lo considero, porque hasta ahora no he adquirido la habilidad para describir acertadamente lo que pienso. Es como intentar describir una bella obra de pintura, o una mujer hermosa desde el punto de vista de un enamorado.
He comenzado a hacer un análisis del libro que recientemente comencé a leer, “Cumbres Borrascosas” de Emily Brontë, libro que recibí de regalo de una buena amiga para mi primera graduación en la universidad (si, ahora estoy por graduarme de nuevo, pues he finalizado mis estudios el año pasado).

Luego de leer otro libro que no me aportó conocimiento alguno en expresión y vocabulario (no diré el título), volví al estilo que solía leer, de aquella bella época de señores elegantes y finos modales.
A continuación pegaré algunos párrafos que considero de lo más placenteros, un deleite que –repito nuevamente- no muchos saben experimentar.

Debo aclarar que es solo una traducción (y he analizado varias traducciones de este mismo libro, y la que cito a continuación es la mejor), pero aun así, felicito el lenguaje que ocuparon para traducir el texto. Específicamente la editorial Ediciones Bronte S.L., traducción de Elisabeth Martínez.
(Ignorando los errores que tiene esta edición, ya que el libro está repleto de ellos.)
Destacaré aquellas frases que me parecen más importantes:

Emily Brontë

El Sr. Lokwood relata sobre su nuevo conocido, su casero. Se nota principalmente la fe que tiene en la humanidad, aunque esta se desmorona al verse aclarados los misterios en el transcurso de la historia.

“Puede que algunas personas le tildaran cierto grado de soberbia grosera; yo albergo dentro de mí una cierta conformidad con él que me dice que no hay nada de eso; sé por instinto que su reserva proviene de una aversión por su parte a las exhibiciones aparatosas de sentimientos, a las manifestaciones mutuas de benignidad. Ama y odia sin ostentaciones, y le parecería una impertinencia que le devolvieran su amor o su odio. No, no me precipito. Le estoy achancando pródigamente mis propios atributos. Puede que el señor Heathcliff tenga unas razones completamente distintas de las que me mueven a mí para no tender la mano cuando se encuentra ante una persona a la que no quiere conocer. Quiero confiar en que mi constitución es casi singular: Mi querida madre solía decir que yo no tendría jamás un hogar acogedor. Y el mismo verano pasado demostré que soy absolutamente indigno de tenerlo. 
(Aquí haré una pausa y me enfocaré en la descripción de la personalidad del propio Sr. Lockwood. Lo que no he podido entender, después de haberme leído el libro y haberme saciado de la historia, es el por qué Emily Brontë se molestó en describir a alguien que no es relevante en la historia. ¿Por quééééé? Ya que esto fue lo que creó mi lazo con el personaje. Continuemos:)
Disfrutando de un mes de buen tiempo en la costa, me encontré en compañía de una criatura seductora, de una verdadera diosa a mis ojos, mientras no se fijó en mí. “Nunca manifestaré mi amor” con palabras; no obstante, si es que las miradas tienen lengua, la idiota más grande podría haber adivinado que yo estaba hasta las orejas; me comprendió al fin y me devolvió las miradas… con la mirada más dulce que se puede imaginar. Y ¿qué hice yo? Con vergüenza lo confieso: me retraje fríamente sobre mí mismo, como un caracol; a cada mirada suya me retiraba más, y más gélido; hasta que, por fin, la pobre inocente llegó a dudar de sus sentidos y, abrumada por el apuro que producía su supuesta equivocación, persuadió a su madre de que las dos tomaran el portante. Esta curiosa inclinación mía me ha merecido fama de crueldad intencionada: sólo yo puedo apreciar lo injusto de esta fama.”

Bueno, Sr. Lockwood, lo siento mucho por ti. Pero a la vez no tienes idea de cuánto te entiendo.
Este párrafo fue el que hizo del comienzo del libro un encanto para mí. Pero un encanto mal enfocado, pues me he enamorado de un personaje que no tiene relevancia.
Y para más remate, este tímido y delicado oyente, relata su atracción platónica nuevamente:

“Hasta entonces había estado apartada de la luz. Ahora vi con claridad toda su figura y su rostro. Era esbelta, y al parecer apenas había salido de la pubertad; unas formas admirables. Y la carita más exquisita que he tenido el placer de contemplar en mi vida: rasgos pequeños, muy hermosos; bucles rubios, o más bien dorados, que le colgaban sueltos en el cuello delicado; y unos ojos que si su expresión hubiera sido agradable, habrían sido subyugantes; por fortuna para mi corazón impresionable, el único sentimiento que manifestaban estaba entre el desprecio y una especie de desesperación que era notablemente anormal detectar allí.”

Y aquí es donde el Sr. Lockwood hace referencia a su edad, lo cual lo expresa elegantemente con un tono añorando la ventaja que alguna vez podría haber tenido, en una época pasada.

“-Me refiero a la señora de Heathcliff, a su esposa.
-Bueno, si… ¡Ah! Usted quiere dar a entender que su espíritu ha ocupado el puesto de ángel guardián, y que cuida de la suerte de Cumbres Borrascosas aún después de faltar su cuerpo. ¿Es así?
Percibiendo que había cometido un error, intenté encomendarlo. Podría haber advertido que existía demasiada diferencia de edad entre las partes como para que fuera posible que fuesen marido y mujer. El uno tenía unos cuarenta años; es un período de vigor mental en el que los hombres no solemos aceptar el engaño de que las muchachas se casan con nosotros por amor; ese sueño queda reservado para el solaz del ocaso de nuestra vida. 
La otra no aparentaba haber cumplido los diecisiete.
Entonces se me ocurrió… “El palurdo que está a mi lado, que se está tomando el té en un tazón y que se está comiendo el pan con las manos sin lavar, puede ser el marido de ella. Heathcliff hijo, claro está. He aquí la consecuencia de enterrarse en vida: ¡Se ha arrojado en brazos de ese gañán, por pura ignorancia de que existen personas mejores! Una lástima: deberé guardarme de ser la causa de que se arrepienta de su elección.” Ésta última reflexión mía puede parecer presuntuosa, pero no lo era. Mi vecino de mesa me parecía casi repugnante; yo sabía por experiencia que yo resultaba tolerablemente atractivo.


Ejem… repito: ¿¿“Por pura ignorancia de que existen personas mejores”?? Con esto ya tenemos claro que el Sr. Lockwood ha quedado encantado con la señorita de bucles dorados. 
Entonces reitero, ¿Por qué la autora de este gran libro se ha empeñado en ser tan específica en detallar los sentimientos del personaje a quien le es contado la historia, pero que apenas participa en ella? Y luego, ¿por qué nos devuelve tan poca continuidad acerca de este mismo personaje? 
Primero nos incita en relatarnos acerca de este personaje, adornar su personalidad y luego quitarnos la ilusión de continuar contándonos su historia y desarrollar sus deseos. Lo utiliza como un simple juguete para seducirnos, atraparnos, y luego vendernos una historia totalmente distinta de la que habíamos esperado.
Y para más remate destaca: “Deberé guardarme de ser la causa de que se arrepienta de su elección.”
En otra traducción del mismo libro dice: “Éstas son las consecuencias de vivir lejos del mundo: ella ha debido casarse con este patán creyendo que no hay otros que valgan más que él. Es lamentable. Y yo debo procurar que, por culpa mía, no vaya a arrepentirse de su elección.
Bueno, yo personalmente si habría querido que ella se arrepintiera de su elección, si es que la historia hubiera continuado con esa percepción.
Y por sobreremate: “Yo sabía por experiencia que yo resultaba tolerablemente atractivo.” (Esto me recuerda tanto a uno de mis propios personajes).
El señor Lockwood es indudablemente el personaje que nos prometió ser: “Nunca manifestaré mi amor con palabras”.

Y entonces el Señor Lockwood tendrá que aceptar su derrota, de haber sido solo el narrador, y no haber formado realmente parte de la historia. 
Y nuevamente cumple su promesa anteriormente destacada, limitando su amor solo a la vista.

“Me mordí el labio de despecho por haber desaprovechado la ocasión que podría haber tenido la oportunidad de hacer algo más que limitarme de mirar aquella prodigiosa belleza.”

Y finaliza la historia dejándome con ansiedad de haber querido algo mejor para su desenlace, alguna ganancia para él, satisfaciendo mi curiosidad inicial por mi querido Señor Lockwood.

“Cuando llegaron al umbral, y se detuvieron a echar una última mirada a la luna (o, más precisamente, a mirarse el uno al otro a su luz), sentí el impulso irresistible de huir de ellos otra vez…”

Dejaré mi análisis hasta aquí. Y lo seguiré haciendo con mis libros favoritos. Les dejo la foto de mi libro, que descansa leído junto a mi colección, e iré a imaginarme un final y una historia levemente distinta, en donde mi querido narrador obtiene un papel más importante, que solo ser testigo del drama familiar de otros.



Link de descarga de la otra traducción, la que no es tan buena como la del libro:
http://goo.gl/m9HdE5

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mal homenaje se le hace al libro y a Lockwood al insertar un link de descarga...

Anónimo dijo...

Me gusto tu descripción, muchas veces me ha pasado con otros libros que me hago otra historia con los personajes secundarios, es una lastima que teniendo más fuerza y carácter sean solo un adorno de la historia.