1 de mayo de 2018

Artículo: La música y las emociones

La Música puede alterar las emociones y llevar a la gente al suicidio Fue una frase que me detuve a leer incrédula analizando la realidad tras el argumento.

Hay música depresiva atrayente sumamente hermosa, pero hay quienes no la consideran depresiva; la perciben simplemente como notas musicales menores con mayor capacidad de tocar las cuerdas sensibles en el oyente.

Hay música ruda para machos que sacuden su melena al ritmo de las hordas oscuras, pero existimos quienes consideramos aquello simplemente como música con un ritmo marcado que promueve el despertar de la energía del poder, la fuerza y la resistencia.

Hay música que promueve el descaro y la falta de respeto hacia la mujer, la imitación animal de la reproducción y la mercancía fácil… pero aquello no es música; es un ritmo electrónico con voces transformadas por sintetizadores que los parlantes emiten hasta el colapso en las discoteques de acceso económico. Pero hay quienes lo consideran música. Por supuesto; gusto hay para todo. No mencionaré más.

Volviendo al tema, quiero enfocarme en la música conocida como “gótica” por algunos conocedores del arte urbano. Ampliando el género, quisiera incluir en este artículo también sonidos más fuertes, rítmicos, ruidosos y/o “oscuros”.

En un artículo anterior ya había descrito el gusto por la música ruidosa (clic en el nombre para leer), pero en este quisiera enfocarme netamente en la frase que tanto me llamó la atención y decidí analizar.

Como ejemplo utilizaré “A distance there is” de Theatre of Tragedy. (Clic para leer otro artículo sobre el tema musical). Si nos enfocamos en la música, escucharemos sonidos graves, notas menores y disminuidas, las cuales son consideradas musicalmente como “notas tristes”. Aquello incentiva a las emociones más sensibles que guardamos dentro a florecer por un momento sobre la superficie de nuestro consciente, para que al finalizar la obra, volver a sumergirse en su lado más oculto. Aquel breve lapso de tiempo (si es que el tema siguiente que tenemos en nuestro Ipod no es similar) nos recorren las emociones  relacionadas con la añoranza, los recuerdos, los deseos no cumplidos, las tristezas, la falta de logros, autocompasión y si seguimos inspirándonos acabaremos por imaginarnos recorriendo las calles solitarias un día de lluvia vestidos de negro, lamentándonos de lo que no tenemos, del fracaso de nuestra vida y la existencia misma, y concluyendo que el mundo que nos rodea está peor de lo que acostumbramos a percibirlo a diario. Tal vez otros fantasiosos como yo, dejamos a realidad de lado y creamos en nuestra mente maravillosas escenas trágicas dignas de obras de arte de una época que no veremos más allá de los libros y la imaginación de los ilustradores; seremos creadores de un mundo triste y decadente que es igual de hermoso que desolador, en el cual seremos héroes o víctimas o simples espectadores de nuestra propia imaginación.

Y bien, considerando el último aspecto que al identificarme me facilita el análisis para hacerme la pregunta, ¿por qué? ¿Por qué es tan hermoso y atrayente enfocarse en los lamentos?
Suelo imaginarme esta clase de escenas cuando voy a dormir por las noches en invierno; Lluvia, viento, muchísimo frío, tormentas y un mundo desolado. Porque estoy en la cama, temperada, cómoda, a gusto y puedo observar el caos desde el otro lado de la ventana.

Me he dado cuenta que espectador feliz es más feliz observando el caos que aquel que vive en él. El cómodo observador se deleita en la contemplación de las carencias que no posee, y es agradecido de no encontrarse en el escenario opuesto. Esto ocasiona que el escenario se convierte en un alivio para él, un recuerdo a la consciencia sobre su bienestar y la seguridad que su relación con aquel mundo es tan lejano como imposible.

En cambio aquel que vive en el caos no fantasea con más caos – a menos que ya se haya dado por vencido en su lucha – ya que su deleite consiste en imaginarse en un mundo mejor. Este quizás sueñe con riquezas, independencia y saturación de los placeres.

Así es como funcionaría en un ámbito sano.

En un aspecto menos sano es dejarse llevar por las melodías y sentir en carne propia las emociones imaginadas traspasando los mundos de lo irreal al físico propio y apoyándose en la idea de la decadencia y las letras de la autodestrucción. Y entonces la gente se suicida porque les cuentan que acabar consigo mismo tiene semejanza al encuentro de paz, convencidos de haber huido de los problemas… (¿O haber sido aplastados por los problemas?).

La mente puede llegar a ser un arma poderosa si no se logra controlar…
Ahora... ¿De qué manera las ondas musicales pueden afectar en nuestro cerebro?

No puedo negar que soy una gran amante de la poesía gótica (No tanto de su música, a menos que sea netamente instrumental). Me recorren un sinfín de sensaciones que me transportan a mundos de imaginación, mundos propios e internos. Intenté escribirla yo misma al principio y me sorprendí lo fácil que era. Letras melancólicas que con el tiempo han sido reemplazadas por letras de ensueño, bajo música tranquila. Poesía sobre la belleza estética de una situación, poesía sobre los sentidos, la descripción tan real y palpable de las emociones y los sentimientos que pueden llegar a estremecer…


Entra, sal de la lluvia! Dices.
Sin embargo nunca te has apartado.
Y estoy atrapada, estoy atrapada
Hay una distancia…

Has visto mi inocencia
Y aún así llevaste a tu muchacha al peligro
Tu permitiste que me marchitara
Mi corazón, mi corazón… es débil

En mi mente se desarrollan estos eventos
Pero parece como si de todas maneras
Nada fuera a cambiar?
Después de todos estos años que me dejaste caer
En las profundidades emocionales…
… hay una distancia…

(Pequeño extracto de A distance there is)
La melodía que acompaña este tema es toda una obra de arte.


Dicen que a través de las palabras el dolor se hace más tangible que podemos mirarlo como a una criatura oscura tanto más ajena  a nosotros cuanto más cerca la sentimos. 
Pero yo siempre he creído que el dolor que no siente palabras para ser expresado es el más cruel, el más hondo, el más injusto.

Pasé mi vida amando a una mujer que   amaba a otro que no la amaba a ella sino a otra de la que nunca supo si le correspondía. Era este un tiempo en que todavía podía mirar el futuro con más esperanza que miedo.
(Inicio Película A los que Aman, de Isabel Coixet)

Hay lugares que encierran de una manera especial los momentos que hemos vivido en ellos, y cuando regresamos ahí están, listos para ser revividos, intactos, vos sabéis, ¿cuándo la pasión se transforma en amor?, ¿y cuándo el amor en pasión?, cuándo cruzamos la frontera que separa ser del otro y no podemos regresar... ¿en que momento cristaliza?, ¿en que momento cualquier voluntad nos abandona?, ¿en qué momento el amor y dolor se mezclan tanto, que nadie ni uno mismo puede distinguir donde empieza uno y acaba el otro?...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta los que escribes, simplemente me inspiras.

IoN dijo...

Llegue a olvidar por un momento lo gratificante que me resulta leerte, estoy feliz de ver como cada día mejoras tu expresión.
En cuanto al artículo, me gusta mucho esta disertación, y entiendo que es real que las emociones y la percepción de las cosas cambian según el espectador.