14 de febrero de 2016

Soneto 116 - William Shakespeare

No permitas que la unión de dos almas fieles
admita impedimentos. No es amor el amor
que cambia cuando un cambio encuentra,
o que se adapta a la distancia al distanciarse.
¡Oh, no!, es un faro imperturbable
que contempla la tormenta sin llegar a estremecerse.
Es la estrella para un barco sin rumbo,
de valor desconocido, aun contando su altura.
No es un capricho del tiempo, aunque los rosados labios
y mejillas caigan bajo un golpe de guadaña.
El amor no varía durante breves horas o semanas,
sino que se confirma incluso ante la muerte.
Si esto es erróneo y puede ser probado,
Yo nunca nada escribí, ni a nadie nunca amé.