16 de octubre de 2012

Vida Nueva


Los mismos ojos, la misma sonrisa escasa que huía por su rostro cuando no controlaba su seriedad...
La misma actitud frente a distintas situaciones, la misma personalidad...
Su alma tan radiante como la luna brillando en la oscuridad.

No será por casualidad la misma persona?
No habrá por casualidad, reencarnado en otro cuerpo, en otro sexo y nacido en otra parte del mundo?

Oh, reconozco esas palabras, reconozco esa reacción. Reconozco tus gustos por el arte de la expresión.

Eres tu, tu mi estimada, quien perdió la vida hace veinte años en la nieve. Eres tu, alma perdida en un mundo incomprendido, eres tu,  esa sonrisa escasa, solo para mi.

Y aunque hayas nacido como una persona totalmente distinta, se que me puedes recordar, se que aún piensas en aquellos días en los que tristemente perseguías mis sueños. 
Pero ahora no lo quieres confesar, crees que no me doy cuenta, crees que te he olvidado. 

Sé quien eres, y sé qué viniste a buscar. Esta vez no dejaré pasar la oportunidad, esta vez lo obtendrás.



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