30 de agosto de 2012

El fin de "Arenkes" ?


No. No es el fin, pero no lo seguiré publicando por este medio. Aquellos interesados en saber cómo sigue, me pueden contactar y les contaré lo que sucedió con nuestros queridos personajes.




 Silver, Kai



 Kai, Iris y Yo




 Silver, Kai y Aisha




28 de agosto de 2012

Arenkes (9)

Capítulo IX




Kai no había vuelto a llamarme. Habían pasado dos días y solo recibí un mensaje de Aisha preguntándome si todo estaba bien. Ella era un ángel, como siempre. No quise preguntarle sobre Kai, esperé a que ella tal vez lo mencionara.
Fui a visitarla un rato, pero él no se encontraba. Con la visita y la excelente atención de ella me sentí enseguida más cómoda. Era genial estar con ella. Mucho mejor que ir a una sesión de masaje a un Spa.
-“Kai está trabajando.” Me dijo. Hasta ahora aún no sabía dónde trabajaba.
-“Nunca me dijo dónde.” Dije y ella sonrió. Al parecer no era la única a quien no se lo había dicho.
-“Es programador.” Me contestó y me nombró la empresa. ¡Ahora que lo sabía podía ir a sorprenderlo! “Yo también me voy en un rato. Pero vendrá Silver, si quieres acompañarlo.” Dijo Aisha con su delicada voz.

Silver y yo quedamos en casa de Kai, sentados ante en gran ventanal mirando hacia el mar. Era un día invernal, estaba nublado con mucho viento. El mar era de un gris oscuro, con muchas olas, bravo por el viento. Pero dentro se aspiraba una paz, que no había sentido hacía días. Todo estaba tranquilo, en silencio, con la estufa prendida, en el ambiente un aroma a vainilla, disfrutábamos de un café latte. ¿Cómo alguien tan extraño podía vivir en un departamento tan agradable? Nunca iba a dejar de preguntármelo.

Le conté a Silver lo que me había sucedido en Rancagua, en la celda. Como conocí a Iris y cuando me confesó ser mi hermana. Silver me escuchaba con atención, interesado en mi historia, al contrario  que Kai. Le conté que él no había tomado en cuenta mi historia.

-“Si realmente es tu hermana, entonces debes hacer lo posible para que la encuentres. ¿Tienes alguna referencia?”
-“No, no sé por dónde comenzar a buscarla…”
-“…O que ella te busque a ti.”
No dudaba en que lo hiciera. Al menos sabía en qué ciudad vivía.
-“¿Sabes cuantos arenkes hay aquí? Los que se conocen por ahora, ¿son todos, o hay más?”
-“Hasta ahora solo se de aquellos que conocemos, no sabemos si hay más.”

-“Silver, dime, ¿por qué es Kai tan antipático conmigo? ¿Por qué no puede tratarme más amablemente, como a su amada, Aisha?”
-“¿Aisha? ¡Pero si ella no es su novia! ¡Ella es su hermana! Al menos que sean más que hermanos.” Se reía.
-“¿Son hermanos? Pero… entonces… ¿por qué la trata como a su novia?”
¡Son hermanos! ¿Cómo pude creer que él estaba enamorado de ella? ¿Por qué nunca me la presentó como a su hermana? Me sentí como una tonta.
-“Si, su hermana menor, y única familiar de la que yo sé. La personalidad de Aisha da para tratarla como a una deidad. ¿No te parece?” Sonrió. Tenía razón. “Pero Kai no tiene novia.”
-“¡Claro! ¿Quién lo aguantaría?” Dije y Silver se rió.
-“En realidad él no es como lo describes. Tal vez contigo sea así, pero en la realidad es muy distinto, no es antipático. En su mejor estado lo podría comparar con su hermana. Aunque ella nos supera a todos.”
-“Eso lo quisiera ver…”
¿Por qué conmigo es así? ¡Nunca lo podría comparar con Aisha! Ella es todo lo contrario… su hermana. ¡Su hermana! Había entendido por qué me negó lo que le dije, la última vez que lo vi.

Me sentí muy estúpida en ese momento. ¿Cómo pude haber pensado todo el tiempo en algo de lo que nunca tuve la certeza?
Todo el tiempo me había basado en algo que nunca fue.  ¿Y ahora qué? Necesitaba verlo…

Recordé que Aisha me había contado donde trabajaba. Decidí realizar mi idea; visitarlo sorpresivamente. Después de todo, si no tenía novia aún podía tener una oportunidad… aunque aún me costaba aceptar lo que sentía por alguien, con quien no tenía la mejor relación. ¡Si al menos no me hubiera tratado tan mal! Los momentos más geniales con él habían sido cuando me llevó por primera vez al barco, esas noches cuando aprendí a volar. O cuando dormimos juntos entre el pasto seco, bajo los árboles de Maitencillo. ¡Lo que daría por volver a vivirlo!
¡Debía verlo! Debía ir a visitarlo al trabajo.


No fue muy difícil encontrar la empresa, no quedaba lejos del centro.
Entré al edificio y sentí como la atmósfera de oficinistas aburridos me ahogaba. Todos vestidos del mismo color, atados del cuello a su aburrido trabajo. Todos esclavos de la rutina y el orden. Me encaminé hacia uno de los pasillos con alfombras grises y paredes lisas. Buscaba con los ojos entre la gente a un ser no humano entre ellos. Pero no obtuve resultados. No era el departamento de informática. Seguía mi camino atravesando salas de espera donde gente aburrida esperaba ser atendida por gente más aburrida. Era increíble que alguien como Kai trabajara entre ese montón de monotonía.
Llegué a una oficina al final del pasillo por la cual no pude pasar sin tener que explicarles hacia donde quería ir. Me detuve tratando de recordar el nombre de Kai para decírselo al oficinista de turno pero nada llegó a mi mente…
Un tipo gordo medio ahogado dentro de su uniforme apretado salió de su oficina dirigiéndose hacia el oficinista de turno. Éste lo saludó cansado entregándole algunos documentos que no podían ser menos tediosos que el estar sentado todo el día frente a un computador solucionándoles las consultas a los clientes.

-“Ángeles decían… pero nunca fueron ángeles los involucrados.” Le decía el gordo al flaco. Me detuve y decidí no entrar a la oficina.
-“De hecho tampoco son personas. No son humanos.” Le contestó el oficinista.
El gordo observó los documentos que tenía en sus manos y comenzó a ordenarlos. ¿Por qué tenía que hacerlo precisamente ahora? ¡Quería alcanzar a escuchar la conversación antes que notaran mi presencia!
-“No lo son, son seres… artificiales.” Asintió el gordo luego de pensar la palabra adecuada sin encontrarla.
-“Tampoco.”
¡Podía quedarme dormida escuchando la conversación!
-“Sí que lo son. Son artificiales.” Dijo nuevamente el gordo haciéndose el inteligente. El flaco alzó la vista, se ajustó los anteojos y abrió lentamente la boca para pronunciar su opinión, como si en ello ocupara toda su fuerza.
-“Que no, artificiales no. Son seres manipulados genéticamente. El resultado es una especie de ángeles.
-“Eso para mí es ser artificial, cuando ya no son humanos naturales, y manipulados.” Decía el muy estúpido.

¿Manipulados genéticamente? ¿Éramos una especie creada en el laboratorio? ¡Nunca había escuchado eso!
-“De todas formas ellos se salieron de control, comenzaron a reproducirse y se perdieron la cuenta en el mundo. Han logrado eliminar algunos pero aún quedan muchos por buscar.”
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y mis piernas comenzaron a temblar. ¿Por qué nadie me había contado esto antes?
-“Eso sucede cuando los genetistas no hacen su trabajo tan bien como nosotros…” Se reía el flaco forzando las arrugas de su rostro.

Ya veo… “en ese caso debemos tener pésimos genetistas en este país. Ya que no se nota que ustedes hagan su trabajo bien” pensé.
Los tipos seguían conversando de cosas sin sentido, yo di media vuelta y me retiré del edificio. Me bastó escuchar eso y no quise saber más. ¡Kai me debía una explicación!

Al anochecer lo llamé al celular.
-“Yo también quería decirte algo.” Me contestó.
Le conté mi experiencia en su empresa y lo que había escuchado de los oficinistas. El no parecía sorprendido de que había descubierto su lugar de trabajo. Escuchó con paciencia todo lo que tenía que contarle sin interrumpir. Parecía relajado.
-“No.” Fue su respuesta, “Lo que escuchaste allí fue la típica conversación de dos ignorantes.”
-“¿Qué es incorrecto?”
-“Todo. Nosotros no somos el resultado de una manipulación genética. Ese rumor lo comenzaron los cazadores de arenkes, para confundir a los demás y llevarlos en nuestra contra. Pero no es cierto, no somos una especie creada en un laboratorio, tenemos el mismo origen que los humanos, solo que en la historia hemos sido representados como ángeles para ocultar nuestra identidad.”
So voz sonaba muy tranquila pero decidida. Daba la impresión como si hubiera estado en paz absoluta consigo mismo. No fueron muchas las veces que lo escuché hablarme de ese modo.

-“¿Por qué estás tan calmado?” Me atreví a preguntarle.
-“Después de mucho meditar he tomado una decisión importante. Quiero compartírtela.”
Estaba muy curiosa ¿con qué me vendría ahora? Mi corazón aceleró, presentí que iba a suceder algo importante… pero no quería adivinar nada.
-“Dime…”
-“Dany,” me llamó por mi nombre “Debo despedirme de ti. Me iré y tengo planeado no regresar en mucho tiempo. He tenido un lío sentimental y no lo he podido resolver. Las cosas no me han salido bien, y he sido el culpable de la situación. Sé que no nos llevamos bien, y sé que no me vas a extrañar, así que solo te diré el adiós por aquí, mañana cuando despiertes, ya no estaré en la ciudad. Me disculpo por el modo en el que me comporté contigo, pero no fue porque me molestes, sino por el problema que tuve. Me he auto estresado  y me he deprimido, no puedo tomar las riendas de la situación. Yo sé que te llevarás mejor con Silver que conmigo, yo no fui un buen tutor para ti. Espero que todo te salga de maravillas, yo me tengo que ir. Buenas noches, adiós.”

Lo único que puedo decir, es que esa noche no dormí. Ni las noches siguientes, ni las siguientes a éstas. Mi vida se había convertido en un vacío, y ese vacío en un problema de mi existencia.



















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(En edición)

Los capítulos continúan pero no serán publicados por este medio. Se compartirán con personas conocidas que los soliciten personalmente.

17 de agosto de 2012

Juego


Acércate, sedúceme, lánzame de un golpe al suelo
y con un beso vuélveme a levantar.

Me levanto, me acerco, intento abrazarte
pero te corres, te vas, y luego huyes.
me cuentas canciones de amor para dormir
y en mi sueño profundo te vas con otra.

Ella te baña de palabras vacías sin sentido,
luego regresas a mi como si no pasó nada.

Respiro profundo, abro mis brazos para ti, 
y hago como si nunca hubiera pasado nada.

(Foto mía)

12 de agosto de 2012

Arenkes (8)

Capítulo VIII



Recuerdo cuando yo tenía unos cuatro años. Iris tenía catorce. En ese entonces vivía con mi familia al sur de la ciudad de Puerto Montt. A unos mil kilómetros al sur de donde me encontraba encerrada. Ella iba todos los días a mi casa a pasar el rato conmigo cuando mis padres se iban a trabajar. Recuerdo esos bellos momentos cuando jugábamos entre la hierba cuando había sol. Estaba toda la tarde conmigo, y a veces se quedaba hasta muy tarde. Entonces me contaba historias mientras esperaba que yo me quedara dormida. Pero lo que ella me contaba era tan interesante, tan emocionante que en vez de dormir me entraban ganas de saltar de la cama y hacer las historias realidad. Recuerdo que muchas de esas historias eran sobre arenkes. Claro que no tenía idea que tal vez muchas cosas que me contaba, eran reales. Era como cualquier cuento, con sus héroes y sus villanos. Luego ella me decía “Buenas noches, arenke” y me besaba en la frente. En mis sueños volvían a repetirse las imágenes de las historias.

Me había llamado arenke varias veces, después de cada cuento. ¿Era coincidencia?  Entre más pensaba en eso, más me llamaba la atención, que desde pequeña siempre estuve conectada con los arenkes, y yo solo creía que venían de la imaginación de Iris. Ella siempre supo que fue una de nosotros, pero ¿acaso sabía lo que yo era? ¿O solo me llamaba arenke, así como a las niñitas se las puede llamar hadas? Era imposible que ella supiera algo, ya que mis padres no lo eran, y yo nunca lo supe hasta cumplir veinte.

Han pasado muchos años desde entonces y la he vuelto a ver, adulta. Coincidió en que las dos somos arenkes, pero ella se infiltró entre los cazadores para ayudarnos… tenía tantas ganas de contarle todo, sobre los demás, sobre Kai, sobre mi transformación… Pero no podía salir de la polvorienta celda aburrida donde nunca se escuchaba ningún ruido del exterior, solo las moscas en la ventana y el tiempo que parecía detenerse eternamente…

No había dormido bien en mi celda, por lo tanto llevaba muchas horas despierta. Comprobé lo que me habían dicho. ¡Realmente era posible! Pero era cansador, extrañaba tanto las sábanas suaves de mi cama.

No la vi a Iris hasta el día siguiente cuando me trajo el almuerzo, algo atrasado.  Cuando le pregunté sobre su ausencia solo movió la cabeza, “Tenía cosas que hacer…” Pero se quedó a mi lado a esperar que vaciara el plato de sopa. Estaba algo seria y no parecía tener ganas de conversar. Comencé a contarle las coincidencias de mi infancia y ella mostró interés en escucharme. Una sonrisa pasó por sus labios y el aburrimiento se había acabado. Me dijo que tenía mucho que contarme, pero no quería echar a perder el momento. No entendí que se refería con eso. Se fue con mi plato vacío y no regresó hasta el anochecer.


-“Me escapé un rato, necesitaba verte.” Regresó Iris cuando casi estaba oscuro.
Me había traído la cena. Se tendió sobre el colchón y comenzó a contarme.

-“Te contaré algo que tal vez te sorprenda mucho, pero no debes dudar en ningún momento de mi palabra.” Me dijo y yo asentí, “Primero que nada debes saber que un arenke nace, cuando uno de los dos padres, o ambos, también lo son.”
-“Yo sé que soy adoptada, mi tutor me lo dijo, luego yo lo comprobé.” Agregué y ella se sorprendió.
-“¿Y que más sabes?”
-“Solo eso…”
-“Está bien,” Prosiguió aún sorprendida. “Fuiste muy pequeña cuando quedaste sin padres. Entonces me dijeron que fuera a cuidarte, porque eras una arenke, pero nunca te ibas a enterar si te crecías entre humanos. Y al momento de tu transformación no ibas a entender lo que pasaría. Pero lamento no haber estado presente en ese momento. Yo te contaba historias sobre arenkes, para que al menos tuvieras en tu subconsciencia la idea de la existencia de nosotros. Pero luego, antes de mi transformación tuve que irme de Puerto Montt. Desde lejos me informaban lo que hacían, cuando pasaste a la secundaria, cuando la terminaste, y luego perdí tu rastro cuando entrase a la universidad. Mi transformación sucedió  cuando tuve diecisiete años, no pensé que la tuya fuera recién a los veinte. Pero no te ofendas, en cada persona es distinto.”

¡Ella siempre supo que yo era una arenke!
-“¿Sabes algo de mis padres verdaderos?” Le pregunté…
-“Si…
-“¿Me lo contarás?
En ese momento se escucharon unos ruidos sobre el techo. Esperamos en silencio, pero no sucedió nada.
-“Ellos fallecieron cuando tenías unos dos años…”
-“¡¿Por qué?!”
-“Los cazadores de arenkes…” Respondió. En ese momento la rabia me invadió. ¡¡Los cazadores de arenkes!! ¿Qué les habían hecho? Debía vengarlos… Recuerdo que Kai también me había dicho algo así sobre su madre.
Iris me tranquilizó al notar mi ira.
-“¿Los conociste?” le pregunté.
-“Si, por eso estoy aquí haciéndome pasar por una de ellos. Necesitan una lección.”
-“¿me contarás sobre mis padres?”
-“En otra oportunidad, cuando salgas de aquí.”

Cuando salgas de aquí, me recordó a todo lo que había afuera, libertad, bendita libertad. Nuevamente se escucharon ruidos sobre el techo, más fuertes. Miré por la ventana, pero no habían prendido la luz del patio, y no pude distinguir nada. Debían ser gatos.

-“iris, ¿Cuál es tu nombre de arenke?”
-“Isis, como la diosa griega.” Sonrió. No había mucha diferencia.

-“Ambos padres eran arenkes. Tengo la impresión que tienes el mismo carácter que ella.” Dijo luego de una pausa.
-“¿Por qué te pidieron a ti que me cuidaras de pequeña?”
-“Nuestros padres nos dejaron… y yo no podía criarte sola, ni llevarte conmigo.”
-“¿Eres…. eres…?”
-“Si, lo soy, hermanita.”

Afuera gritó un hombre, luego oímos varios gritos, y algo golpeó fuertemente en mi ventana rompiendo el vidrio. Nos asustamos mucho adentro. No sabíamos que pasaba. Notamos que se estaban peleando. Madera se estaba rompiendo afuera y luego alguien corriendo hacia la puerta de mi celda. La cerradura comenzó a temblando. Estaban forzando la puerta. Nosotras la habíamos cerrado por dentro y esperábamos con susto lo que iba a suceder en los próximos minutos.

Lograron forzar la puerta, que se abrió de un golpe. Detrás en la oscuridad pude reconocer a alguien.
-“¡Kai!” También estaba allí Silver y varios más. Kai me tomó de los brazos y me tiró fuera de la celda. Yo gritaba, quería contarle quien era Iris. Pero éste no me escuchó, me tomó y me sacó de allí lo más rápido que pudo, yo trataba sin lograrlo, soltarme de sus brazos. Pero no pude. Iris nos siguió corriendo, pero los demás la detuvieron. ¡No sabían que era una arenke! La tomaron, la llevaron de vuelta a la celda y la encerraron. Yo pataleaba gritando que no lo hicieran, pidiéndole a Kai que me escuchara. No lo hizo. ¡Nunca lo hacía!
Llegamos al patio y allí habían más arenkes, ¡habían venido muchos! Cuando me vieron, abrieron sus alas y emprendieron la retirada. Silver me tomó y me llevó en sus brazos. Definitivamente no quería ser llevada por Kai de vuelta.
-“Que bueno que te encontramos, no imaginas lo que nos habíamos preocupado, te buscamos por muchos días.” Me dijo.
Yo no quería decir nada. Estaba desilusionada. Al fin había encontrado una pista de mis padres, y a mi hermana, y nuevamente  vuelven a separarme de ella. El destino me está jugando la contra con mi familia.


* * *


De vuelta en Viña del Mar. No sé cuánto demoramos en llegar, me dormí a medio camino. Me despedí de Silver y Kai me llevo a mi casa. No pudo comprender por qué estaba tan enojada.

-“Sabes que acabas de sobrevivir a algo muy peligroso,” comenzó su discurso. “No tienes idea de lo que son capaces los cazadores de arenkes. Muchos de nosotros que han caído en sus redes, no han vuelto a salir con vida.”
-“¡Lo séeee!” grité recordando lo que me había contado Iris. “¡Nunca tuviste la delicadeza de decirme que soy adopada! Fue algo tan simple y obvio para ti. Pero allí en la celda conocí a alguien, una arenke que se hacía pasar por cazadores de arenkes…”
El movió la cabeza.
-“¿La mujer que estaba contigo en la celda? Lamento decepcionarte, trabaja con los cazadores, no es una arenke.”
-“¡Pero escúchame! No lo es, solo lo hace para ayudar a aquellos que caímos en sus redes.”
-“¿Ayudar? ¿Y te ayudó en algo? ¡No! Fuimos nosotros los que buscamos tu pista, fuimos nosotros que buscamos día y noche, sin descansar, y encontramos el edificio de ellos.”
-“Kai, ¡ella es mi hermana!”
-“¡No hables tonterías! Ni siquiera sabes de lo que estás hablando. Opinas sobre cosas que se basan plenamente en tu imaginación. Primero que nada, ¿comprobaste que ella es arenke? ¿Le viste las alas?”
No las había visto. Pero creía firmemente en lo que ella me contó. Kai no me iba a hacer dudar. La conocía de pequeña, solo que ella nunca me había revelado su identidad hasta ahora.
-“¡No Kai, déjame tranquila! ¿Por qué me tratas tan mal? ¿Por qué no me tratas con más delicadeza como a Aisha? ¿Por qué conmigo eres así y con Aisha eres diferente? ¡Solo porque estás enamorado de ella la tratas como a un ángel!”
Kai me miró con sus grandes ojos oscuros, apartó la mirada
-“No. Eso no…” murmuraba. Sus ojos se mantenían pegados en el suelo. “No es así…” Dijo en un tono triste y decepcionado. Abrió la puerta de mi casa y se fue.
¿Quién puede comprenderte? Pensé. 



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¡Deja tu piel tranquila!



Cuando le quitas o le das cosas a tu piel, ésta reacciona. Cuando le quitas cosas a tu cuerpo, éste comienza a producir más, cuando le das cosas, éste deja de producirlas.

Hay gente que se lava el cabello todos los días con champú, “es por higiene” es su excusa. Pero no saben que eso no es bueno para su cuero cabelludo. Le quitan la grasa natural que tiene la cabeza. Y así para defenderse, el cuerpo, comienza a producir más grasa. Y luego se quejan de que tienen el pelo grasoso y se compran más variedades de champú. Y así cada vez que le quitan eso al cuero cabelludo, éste comienza a producir más. Un círculo vicioso, ¿o no? 


Lavarse el cabello no es malo, pero hacerlo en exceso sí. Y peor aún es hacerlo como aquellos que durante el baño comienzan a rascarse la cabeza, quitándole más grasa aún con el champú. El champú contiene jabón, por eso lo más recomendable es comprarse uno lo más suave posible con el cual se lava el pelo pasándoselo una vez por la cabeza, enjuagarlo y no volver a colocar, evitando hacerlo todos los días. Es mejor averiguar cuánto les dura el cabello limpio y hacerlo cada vez que noten que ya no lo está. Los demás días pueden lavárselo con agua, o algún producto que o contiene jabón.

Hay otras personas que abusan del uso de lociones para la piel. En mi caso lo experimenté, ya que yo sufro de alergia al jabón. Mayormente cada vez que lavo la loza, las manos, me baño o incluso con el champú, luego me salen pequeñas ampollas en las manos, y escasamente en los pies. Tengo la piel de las manos muy sensible y el jabón incluso hace que se me descueren los dedos.

Comencé a aplicarme crema de manos luego de lavármelas. Lo hice más seguido ya que noté que así no sufría tanto de ampollitas. Pero noté que cuando no lo hacía notaba mis manos muy secas, incluso cuando no usaba jabón. ¿Qué hice mal? Intenten presionar un dedo contra un vidrio, notarán que dejaron allí su huella. Eso sucede porque la piel siempre tiene algo de grasa, es una cantidad reducida, pero siempre está allí. 

Lo que sucede cuando nos lavamos las manos con jabón es que le quitamos esa grasa que tienen las manos. Por eso luego las sentimos secas. Cuando nos aplicamos lociones a la piel, ésta lo nota como un exceso, y deja de producir. Si la piel está acostumbrada a recibir crema, y un día dejas de usarla, notarás la piel muy seca. Lo que hago ahora, es usar crema de forma moderada.

Los jabones no son buenos para la piel, por eso es recomendable usar los más suaves posibles, los podemos encontrar en productos para bebés o en productos especiales para piel delicada.

No abuses de los productos, deja tu piel tranquila. Ella es perfectamente capaz de adaptarse a los distintos ambientes sola. 

No suelo escribir artículos sobre belleza, 
pero espero lo tomen en cuenta.

Sara

Lo que sus labios callaron


Demoré un mundo en comprender
Todo aquello que no estuve dispuesta a reconocer
Brillaste entre todas las entrellas
Cuando me sentí correspondida.

Pero cuando al fin te pude tener
La ilusion no perduró en el tiempo.
Cuando aprendí que lo había negado
No había forma de llevarlo a cabo.

Tuve que ceder mi preferencia
Me desvie del camino por ti y me perdi
Entonces comprendi que no eras para mi
Otra persona de adelantó a mi plan.

Tuve que ceder mi orientacion
Alejándome de mi ideal y remplazándote en su lugar
No era para siempre, supe al despertar
Habías encontrado una companera igual.

Pasarán los dias y te veré con ella
Los acompanaré a cada amanecer
Haré de vuestros dias una alegria
Y resistiré en cada momento... acercarme más a ti.

Ella jamás sospechará los caminos que crucé
Todo lo que en mi cambie
Para que luego no me tomaras en cuenta
Enfrentándome a vivirlo día a día.