31 de diciembre de 2007

¿Qué quieres de mí?



Ya varias veces que se me había aparecido gente en espíritu. Yo cada vez me asustaba. Últimamente me fui acostumbrando a eso. No se por qué, tratan de comunicarse conmigo, no sé que tengo yo de especial que pueda hacer por ellos. Supongo que ellos están muertos, o quizás vivos, se que gente viva igual se aparece.

Una vez se me apareció un tipo, de cómo 25 años de edad. Fue como hace más de medio año. Recuerdo cada detalle de el, en especial su pelo demasiado largo y su linda sonrisa.

Fue en el invierno, había mucho frío ese anochecer. Me pare de mi silla, en la cual estaba sentada horas y horas frente al computador, y me dirigí al calentador que estaba a unos metros de mí. Extendí mis manos. Era placentero sentir que afuera peleaba el viento y la lluvia golpeaba las ventanas, mientras yo me calentaba en un calentador de leña. Estaba sola. Muy seguido quedaba sola en casa, y ya estaba acostumbrada. Me introduje unos minutos en mi mundo interior, como si soñara despierta entre mis ideas fantásticas. Pero me sentí un poco extraña, no tenía la misma tranquilidad de siempre, me sentí observada, como si alguien mirara todo lo que estaba haciendo. Mi mente volvió al mundo real, para averiguar que era lo que sentía, mis ojos buscaban en cada esquina, hasta que se dirigieron a mi tan apreciado computador. En ese instante mis pelos se pararon de punta. Sobre mi silla rodante estaba sentado él. Un tipo vestido de una forma rockera con un cabello enrulado extremadamente largo para mi, le llegaba como hasta la cadera. Pero no fue su aparición la que me asusto tanto, fue más, porque me estaba sonriendo. Con una hermosa sonrisa me estaba mirando a los ojos. Me impactó demasiado eso, y supongo que quedé blanca por la inesperada aparición. El, al ver de que me había asustado tanto, desapareció y yo quede mirando aún impactada el vacío. Fueron solo unos pocos segundos que logré verlo, pero me llamó tanto la atención que nunca pude olvidarlo. No me simpatiza mucho la aparición de algún espíritu, pero esto fue como alguien especial, además esa sonrisa especial… no sabía que los espíritus le sonreían a la gente común. ¿Por qué me habrá sonreído?

Pasó más de medio año desde ese día. En ese tiempo se me había aparecido más gente, pero ninguna fue tan impactante como esa vez.

Estaba con una amiga, habíamos terminado un pequeño trabajo que se nos había pedido en una tienda de ropas. Mi amiga y yo nos dirigimos por el camino a cualquier parte, no teníamos una meta específica donde llegar. En nuestro camino nos encontramos con tres jóvenes, un poco mayores que nosotros. Ellos se reían, y nosotras nos preguntamos por qué. Entramos en conversación con ellos, eran bastante simpáticos. Con uno en especial entre en conversación, era el que mas me había llamado la atención. Luego de un buen rato de conversación me dijo:

-“Te invito a cenar, te invito a una cena romántica.”

Yo me impacté. Era muy genial a lo que me estaba invitando, pero no quería decir si enseguida, me daba pena, porque todos lo habían escuchado, así que murmure:

-“Puede ser, puede ser.” Mientras me reía nerviosamente. Lo estaba aceptando.

Pero en ese instante pasó algo que no me gustó. Desperté. ¡¡¡Todo había sido un sueño!!! Nóóóóó, un sueño demasiado hermoso, del que no quería despertar tan pronto.

Luego de despertar y meditar sobre ese sueño que parecía tan real, me acordé del tipo que se me había aparecido hace más de medio año. Así que me acosté rápidamente de nuevo y me obligué a volver al mundo de sueños, ya antes lo había logrado, de despertar y luego seguir soñando el mismo sueño, así que tenía que resultar esta vez si o si.

Me dormí en unos minutos, el mundo que penetraba se volvía cada vez mas diferente, hasta que llegué al lugar donde hace unos minutos solía estar. Lo vi de nuevo, ahí estaba, pero esta vez solo. Lo miré bien, y me convencí de que era el mismo tipo que había visto en la aparición. Lo quedé mirando, no sabía que decir.

-“¿Qué es lo que quieres de mi?”

-“Conocerte.”

-“¿Tu eres el que…?”

-“Si, soy yo. Hace mucho tiempo que estoy tratando de contactarme contigo, pero no sabía de que manera hacerlo. Sabía que si volviera a aparecer, te asustarías de mi más aún. Así que decidí visitarte en sueños para verte e intercambiar algunas palabras contigo, teniendo la esperanza de que en algún momento pueda contactarme bien contigo.”

-“Bueno, aquí estoy. Puedes decirme lo que desees. ¿Estas vivo o muerto?” El se rió.

-“Estoy vivo. Y vivo en tu misma ciudad. Te he visto en mis sueños y visiones. Eres una persona a la que tengo que conocer, tenemos mucho en común. Así que… no sé si estaría mal pedirlo de nuevo, pero… ¿quieres cenar conmigo?”

-“Cuando me lo dijiste en sueños, quería aceptar con mucho gusto, pero me dio pena.”

El me sonrió, la misma sonrisa que ya conocía.

-“Entonces… ¿vamos?”

Yo le sonreí.

-“Vamos.”

Dos días después fui al lugar donde acordamos encontrarnos. No tuve que buscarlo, ya estaba ahí. Ahí estaba el personaje que un día de invierno se me había aparecido, ahí estaba tal cual, y con la misma sonrisa, la sonrisa que un día me había impactado. Pero esta vez no me asusté.


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