31 de diciembre de 2007

Último propósito entre los vivos



Había ocurrido un accidente. No me acuerdo como fue, porque había perdido la conciencia. Cuando desperté, vi que a mi lado estaban mis compañeros amontonados, uno sobre otro, todo muertos. Vi que algunas personas los estaban ordenando y llevando a este lugar, escuche de que conversaban sobre el accidente.

Vi a nuestro entrenador, me miro, pero parecía no verme, escuché que nombraba mi nombre. Todo era muy extraño, escuchaba a varios hablar, pero me costaba entender y poner atención a lo que decían. Hablaban todos muy bajo. Fui a dar una vuelta para ver que estaban haciendo los vivos, que se habían salvado de lo ocurrido. Vi a un amigo mío, L., que se paro a mi lado. Al principio no entendí lo que me decía, pero unos segundos después ya pude entender claramente.

-“Tenemos que hacer un examen, para cruzar la gran puerta que nos abre al cielo.”

Yo no entendía nada, ¿De que estaba hablando? ¿Cuál puerta? ¿Por qué cielo?

-“Es como un examen, y luego, si aun tienes algo pendiente, hacerlo, para que luego encuentres la paz, sino no encontraras la paz, y tu mente te torturara día y noche, y caminaras y caminaras, y no sentirás cansancio, pero tampoco encontraras descanso, porque tienes algo pendiente que cumplir.” Me decía L.

Eso me recuerda a algo, pensé, pero en ese momento no pude acordarme a que me recordaba esa frase.

Miré hacia abajo, pero pensé estar ciega o mal de vista, porque no podía ver mi cuerpo, solo me sentía, pero fue como si estuviera invisible. Tal vez en realidad estaba invisible, por eso nadie me ponía atención, pero luego pensé que eso era imposible. Después de unos minutos paso un pensamiento por mi mente y me asuste. Corrí donde L. y se lo pregunté.

-“Pensé de que ya lo habías notado. Tu no sobreviviste al accidente, tu falleciste en este sitio, saliste de tu cuerpo y ahora eres tu alma a vista de todos los que pueden verte, ya no estas escondida en el cuerpo físico.”

-“Con razón… y ahora, ¿Qué tengo que hacer?”

-“Ya te lo dije, recuérdalo.” Me dijo L. y se fue, yo lo seguí detrás de el. Vi que entro en una especie de habitación, donde había una puerta grande. Vi que en sus manos había un pliego de papel con unas preguntas. Al parecer ya las había contestado, porque la gran puerta se abrió, el entro, y desapareció detrás. Ahora quede sola, trate de recordar lo que me había dicho. Es lo que tengo que hacer ahora.

En una especie de mesa había otro pliego de papel, con unas preguntas sin contestar. Arriba estaba escrito mi nombre. Era para mí. Conteste las preguntas lo mejor que pude, era sobre la vida que había vivido cuando aun estaba viva. Me daba un poco de tristeza irme tan joven, pero bueno, no era mi decisión. Me quitaron la vida. Me dejaron morir en aquel accidente, y no hicieron nada para ayudarme.

Termine de contestar las preguntas. Al final de la hoja decía si aun tenía un propósito que cumplir aquí, antes de irme permanentemente, y que si fuese así, que lo cumpliera. Yo recordé mi familia, y dije en mí que tenía que avisarles lo que me había ocurrido, ellos tenían que saberlo, no quería que se peguntaran que me habrá pasado y que me fueran a buscar sin poder encontrarme, yo tenía que avisarles de que no se preocuparan.

Fui a mi casa, y vi a mi mama de espaldas, estaba haciendo algo, que en específico, no recuerdo, pero entre y le hable. Ella no me oía. La llamé varias veces, subí el tono de mi vos, pero tampoco parecía escucharme. Recordé que estaba muerta. Era ese el motivo por el cual no podía oírme, ¡yo era un fantasma! O algo por el estilo. Trate de hacer ruido. Tire unas cosas que estaban en mi camino, y eso parecía hacer efecto. Ella se dio vuelta y me miro, pero tampoco parecía verme, me atravesó con su mirada. Otra vez tire algunas cosas.

-“Sara, ¿Eres tu?”

-“Si, le decía, soy yo mamá, necesito contarte algo…”

-“¿Eres tu?” Me repetía, como si no me hubiera escuchado. No podía contestarle, ella no podía oír mi vos. Encontré una tiza en el piso, y comencé a escribir mi nombre.

-“¡Sara eres tu!”

Escribí un Si. Trate de escribirle lo que me había pasado, pero al parecer ella ya lo sabía todo. Así que me despedí de ella y me fui. Ahora tenia que tratar lo antes posible de entrar a las puertas que abrían al cielo.

Llegué a la habitación de nuevo y tome mi hoja, escribí en ella propósito cumplido. Tome mi hoja con las dos manos y me pare en frente de la puerta. En ese mismo instante se abrió, y yo pude entrar.




¿Qué quieres de mí?



Ya varias veces que se me había aparecido gente en espíritu. Yo cada vez me asustaba. Últimamente me fui acostumbrando a eso. No se por qué, tratan de comunicarse conmigo, no sé que tengo yo de especial que pueda hacer por ellos. Supongo que ellos están muertos, o quizás vivos, se que gente viva igual se aparece.

Una vez se me apareció un tipo, de cómo 25 años de edad. Fue como hace más de medio año. Recuerdo cada detalle de el, en especial su pelo demasiado largo y su linda sonrisa.

Fue en el invierno, había mucho frío ese anochecer. Me pare de mi silla, en la cual estaba sentada horas y horas frente al computador, y me dirigí al calentador que estaba a unos metros de mí. Extendí mis manos. Era placentero sentir que afuera peleaba el viento y la lluvia golpeaba las ventanas, mientras yo me calentaba en un calentador de leña. Estaba sola. Muy seguido quedaba sola en casa, y ya estaba acostumbrada. Me introduje unos minutos en mi mundo interior, como si soñara despierta entre mis ideas fantásticas. Pero me sentí un poco extraña, no tenía la misma tranquilidad de siempre, me sentí observada, como si alguien mirara todo lo que estaba haciendo. Mi mente volvió al mundo real, para averiguar que era lo que sentía, mis ojos buscaban en cada esquina, hasta que se dirigieron a mi tan apreciado computador. En ese instante mis pelos se pararon de punta. Sobre mi silla rodante estaba sentado él. Un tipo vestido de una forma rockera con un cabello enrulado extremadamente largo para mi, le llegaba como hasta la cadera. Pero no fue su aparición la que me asusto tanto, fue más, porque me estaba sonriendo. Con una hermosa sonrisa me estaba mirando a los ojos. Me impactó demasiado eso, y supongo que quedé blanca por la inesperada aparición. El, al ver de que me había asustado tanto, desapareció y yo quede mirando aún impactada el vacío. Fueron solo unos pocos segundos que logré verlo, pero me llamó tanto la atención que nunca pude olvidarlo. No me simpatiza mucho la aparición de algún espíritu, pero esto fue como alguien especial, además esa sonrisa especial… no sabía que los espíritus le sonreían a la gente común. ¿Por qué me habrá sonreído?

Pasó más de medio año desde ese día. En ese tiempo se me había aparecido más gente, pero ninguna fue tan impactante como esa vez.

Estaba con una amiga, habíamos terminado un pequeño trabajo que se nos había pedido en una tienda de ropas. Mi amiga y yo nos dirigimos por el camino a cualquier parte, no teníamos una meta específica donde llegar. En nuestro camino nos encontramos con tres jóvenes, un poco mayores que nosotros. Ellos se reían, y nosotras nos preguntamos por qué. Entramos en conversación con ellos, eran bastante simpáticos. Con uno en especial entre en conversación, era el que mas me había llamado la atención. Luego de un buen rato de conversación me dijo:

-“Te invito a cenar, te invito a una cena romántica.”

Yo me impacté. Era muy genial a lo que me estaba invitando, pero no quería decir si enseguida, me daba pena, porque todos lo habían escuchado, así que murmure:

-“Puede ser, puede ser.” Mientras me reía nerviosamente. Lo estaba aceptando.

Pero en ese instante pasó algo que no me gustó. Desperté. ¡¡¡Todo había sido un sueño!!! Nóóóóó, un sueño demasiado hermoso, del que no quería despertar tan pronto.

Luego de despertar y meditar sobre ese sueño que parecía tan real, me acordé del tipo que se me había aparecido hace más de medio año. Así que me acosté rápidamente de nuevo y me obligué a volver al mundo de sueños, ya antes lo había logrado, de despertar y luego seguir soñando el mismo sueño, así que tenía que resultar esta vez si o si.

Me dormí en unos minutos, el mundo que penetraba se volvía cada vez mas diferente, hasta que llegué al lugar donde hace unos minutos solía estar. Lo vi de nuevo, ahí estaba, pero esta vez solo. Lo miré bien, y me convencí de que era el mismo tipo que había visto en la aparición. Lo quedé mirando, no sabía que decir.

-“¿Qué es lo que quieres de mi?”

-“Conocerte.”

-“¿Tu eres el que…?”

-“Si, soy yo. Hace mucho tiempo que estoy tratando de contactarme contigo, pero no sabía de que manera hacerlo. Sabía que si volviera a aparecer, te asustarías de mi más aún. Así que decidí visitarte en sueños para verte e intercambiar algunas palabras contigo, teniendo la esperanza de que en algún momento pueda contactarme bien contigo.”

-“Bueno, aquí estoy. Puedes decirme lo que desees. ¿Estas vivo o muerto?” El se rió.

-“Estoy vivo. Y vivo en tu misma ciudad. Te he visto en mis sueños y visiones. Eres una persona a la que tengo que conocer, tenemos mucho en común. Así que… no sé si estaría mal pedirlo de nuevo, pero… ¿quieres cenar conmigo?”

-“Cuando me lo dijiste en sueños, quería aceptar con mucho gusto, pero me dio pena.”

El me sonrió, la misma sonrisa que ya conocía.

-“Entonces… ¿vamos?”

Yo le sonreí.

-“Vamos.”

Dos días después fui al lugar donde acordamos encontrarnos. No tuve que buscarlo, ya estaba ahí. Ahí estaba el personaje que un día de invierno se me había aparecido, ahí estaba tal cual, y con la misma sonrisa, la sonrisa que un día me había impactado. Pero esta vez no me asusté.


25 de diciembre de 2007

La frontera Final

A la luz de la vela traté de reconocer el mapa mundial que estaba sobre la mesa. Representando una tierra redonda de la típica ciencia que se publica hoy en día por todo el mundo, haciendo creer a la gente cosas que según ellos es real.


Pero Sek me lo había dicho, el era uno de los pocos de los que quedaban que lo sabían. Incluso una vez escuche el rumor de que el lo había experimentado, el había estado ahí, pero nunca pude comprobar si eso es cierto.


La noche había caído sobre el pueblo de aspecto medieval, el frío había traspasado las paredes de madera gruesa, me abrigue y comencé a recordar lo que Sek me había revelado.


Es como la antigua creencia sobre el aspecto de la tierra plana, como vida sobre una mano extendida.


Al viajar a mar abierto, millas y millas, hay un lugar donde ya no llegan los rayos del sol, un lugar oscuro y misterioso. La luz de la luna y de las estrellas son lo único que resplandecen las aguas y el barco en el cual estas viajando. El viento tampoco llega hasta allí. Solo el frío y un poco de lluvia de vez en cuando distinguen las estaciones del año.


Al final de las aguas se termina el mundo. Está la frontera de la inmensidad de la nada, del universo abierto, del suicidio al querer cruzar este final. Hay que tener cuidado, esta frontera no se reconoce de lejos, solo el indicio de sentir unas rocas desconfiadas bajo el navío advierten el peligro del final.


Se dice que curiosos han querido investigar la verdad acerca de la supuesta leyenda. Se dice que cruzaron al otro lado, han llegado a otra dimensión, otro mundo, pero que nunca han vuelto. En mi opinión son solo excusas, y que cayeron por ese precipicio sin final, y tal vez aun siguen cayendo y cayendo sin caer a ningún fondo.


Se que nunca podré comprobar la realidad de esta leyenda, pero se que guardare esta creencia en el fondo de mi mente. Algún día Sek tendrá que revelarme este secreto mas detalladamente, sé que lo hará.

8 de diciembre de 2007

El baul de los recuerdos




Hoy, revisando el baúl de los recuerdos, lleno de polvo, encontré tantas cosas, detalles, recuerdos apreciados de unos años… y mi pensamiento viajo entre el tiempo hacia aquella época recordando ciertas cosas que hoy en día parecen tan estúpidas, pero antes, en ese momento, el momento entre pesadilla y entresueños me parecían aun tan importantes, tanto así como para mi auto educación y maduración interna.

Ahora pienso cuanto ha pasado, un buen tiempo, aunque pocos años, yo miro atrás como otra vida, otro mundo y otra época en que todo veía con ojos diferentes, mucho tiempo, tal vez el suficiente en lograr varias cosas propuestas, miedos enfrentados y personalidad desarrollada.

Antes eran sueños vistos con ojos envidiosos y deseosos de estar en cierta vida que veía en otros. Hoy ya he comprendido que nunca las cosas fueron como yo las vi, fueron totalmente diferentes, decepcionantes e una cruda realidad que solo me toca por aceptar. Y ya acepté que todo eso fue solo imaginación, o como yo quería que fuera el mundo, las situaciones, las relaciones sociales que hoy comprendidas; no existen.

Pero al fin y al cabo logré en cierta forma lo que quise, tal vez no exactamente, pero para el bien si, la tranquilidad y paz para vivir suficiente, y fuera de esquizofrenia imaginada.

Hoy es un nuevo día, un nuevo tiempo, una nueva época una nueva era en mi vida, y estoy libre para seguir soñando y seguir construyendo el camino de mi vida.